La ceremonia por el cuarto Informe de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, sirvió de escaparate para que Morena y sus aliados le expresaran su respaldo rumbo a la Presidencia, mientras la oposición, en voz del PRD y el PRI, solicitó que su aspiración política, legítima pero anticipada, no la distraiga de sus responsabilidades.
Luego de las denuncias por corrupción en Benito Juárez y Miguel Hidalgo, la bancada del PAN pidió a su vez dialogar y dejar a un lado la confrontación para escuchar todas las voces, aunque cinco de los nueve alcaldes de la alianza Va por México no acudieron al recinto de Donceles y Allende con el argumento de que sufren de “persecución política”.
Ese apoyo sí se ve
Las primeras expresiones de apoyo al grito de “¡presidenta!” surgieron cuando Jesús Sesma, del Partido Verde, dijo abiertamente que la quieren de mandataria federal “porque se trata de una verdadera líder” que no busca el reconocimiento personal o de un proyecto, sino sólo ser el conducto para que se atiendan los principales rezagos, lo que generó una breve sonrisa en Sheinbaum.
Por Morena, Martha Ávila secundó el planteamiento al señalar que una mujer de resultados permite soñar en cosas grandes y aún mejores para la patria entera. “Tenemos la absoluta certeza que seguiremos haciendo historia porque ya es tiempo de las mujeres”.
El perredista Jorge Gaviño vaticinó que probablemente sea el último informe que ella presente ante el Congreso local, y aunque criticó que muchas acciones de su gobierno se confunden con actos propagandísticos, le deseó “luz en su camino”.
Afuera del recinto, cientos de simpatizantes de la jefa del Ejecutivo local provenientes de Azcapotzalco, Tlalpan, Álvaro Obregón e Iztapalapa madrugaron para ocupar un buen lugar tras las vallas que se instalaron a lo largo de Donceles para brindar su apoyo.
Tras dos años de informes sin partidarios por la crisis sanitaria, Sheinbaum demoró ayer casi 30 minutos en llegar tras cruzar el Eje Central rumbo a la antigua Cámara de Diputados.
Solícita, estrechó manos, abrazó y posó para selfis de una acera a otra, mientras detrás de las primeras filas numerosos brazos se levantaban, teléfono en mano, para tomar su imagen o mostrar carteles con consignas que le expresaban también a coro, la más recurrente: “¡Presidenta! ¡Presidenta!”