El pasado 16 de mayo, en la mañanera, el presidente López Obrador dio a su secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, lo que ella misma calificó posteriormente como un “jalón de orejas”, por haber emitido una norma que cobraría por verificar las condiciones físico-mecánicas de vehículos automotores. “No vamos a estar bolseando a la gente”, sentenció AMLO (en esta columna se escribió: “Tatiana Clouthier: pasar la verificación” https://bit.ly/3PB6K5A).
Fue una descalificación ruda: la norma emitida por Clouthier (publicada en el Diario Oficial de la Federación dos semanas atrás) correspondía, señaló AMLO, a “la mentalidad que prevalecía, y no se ha ido todavía (...) nos queda todavía una parte ahí del pensamiento conservador tecnocrático que hay que irlo haciendo a un lado” (https://bit.ly/3PB6K5A). La revisión, y el cobro, fueron desechados. La titular de Economía sobrellevó el golpe, aunque deslizó que había “desconocimiento” del tema (entrevista: https://bit.ly/3RIh0IQ).
Casi dos meses y medio después, el 26 de julio, adelantó su intención de dejar el equipo presidencial, lo que se hizo público este jueves en la mañanera mediante una carta de despedida que leyó con una emoción cercana al quiebre en algunos momentos. Al menos en apariencia gráfica, hubo reticencia del Presidente a corresponder al abrazo final planteado por ella; AMLO se mantuvo con las manos concentradas en el aplauso y no propició una salida de escena con tinte de “hermandad” como la que, por ejemplo, prodigó a Julio Scherer Ibarra cuando éste dejó la Consejería Jurídica, una despedida fraterna en palabras y en abrazo continuado hasta salir ambos del foro.
Clouthier fue vocera de la campaña presidencial con título de “coordinadora”, aunque nunca le fue asignada en la práctica tal coordinación. Fue diputada federal y prefirió mantenerse en la curul cuando AMLO le ofreció una subsecretaría de Gobernación. A la hora de decidir candidatura al gobierno de Nuevo León la nombraron secretaria de Economía (tomó posesión en enero de 2021), para sacarla del juego y dar paso a Clara Luz Flores, pero también como compensación al grupo de Alfonso Romo cuando éste tuvo que dejar la jefatura de la oficina presidencial (en diciembre de 2020), que en los hechos tampoco se le respetaba al empresario.
La hija del difunto Manuel J. Clouthier asumió conductas inusuales en un gabinete presidencial sumamente contenido. Expresó sus puntos de vista en temas donde otros mantenían silencio. Asistió, por ejemplo, a la plenaria de senadores morenistas, junto con Marcelo Ebrard, a la que en castigo a Monreal le hicieron el vacío Adán Augusto López Hernández y otros secretarios del gabinete.
Además de las dificultades relacionadas con litigios sobre energéticos en el contexto del tratado comercial norteamericano, Clouthier se topó con un tema delicado, el abatimiento de vigilancia sanitaria en la importación empresarial de alimentos, dentro de un acuerdo para frenar la inflación y la carestía. Esa “relajación” (véase la entrevista con Rodrigo Mariscal, de Hacienda: https://bit.ly/3rHq2ew) puede implicar problemas con los socios comerciales norteamericanos y riesgos de salud para los consumidores mexicanos.
Hay otro punto que pudo haber empujado a Tatiana a la renuncia: ya había manifestado su rechazo a acciones y decisiones que implicaran la militarización del país, y su salida de cuadro se produce luego de la aprobación senatorial de la prórroga militar en la Guardia Nacional.
Ya se irá esclareciendo su ruta política y electoral. Ayer, de botepronto, un tecleador astillado tuiteó: “Cierra Tatiana Clouthier una etapa política en la que nunca encontró la plenitud buscada ni la que le ofrecieron”. En términos generales, tuvo un gran crecimiento político y de popularidad durante la campaña presidencial de 2018 y mantiene actitud y carisma suficientes para asociarse a otro proyecto dentro de la 4T o para construir un camino distinto, sobre todo a la vista de la anemia electoral de la oposición. ¡Hasta el próximo lunes!
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