Un emblema con iconografía prehispánica fue hallado en el atrio del ex convento de la Natividad, en Tepoztlán, Morelos. La pintura mural del siglo XVI incluye símbolos de un penacho, un hacha, un escudo o chimalli y una vara de flores, en un círculo de más de un metro de diámetro en color rojo.
El comunicado, emitido ayer por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), indica que este hallazgo es resultado de los trabajos de restauración del patrimonio cultural afectado por los sismos de septiembre de 2017, que se realizan en el atrio del conjunto conventual, el cual forma parte de los “primeros monasterios del siglo XVI en las laderas del Popocatépetl”, inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Gracias al acuerdo entre la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Comercio Exterior de Hungría, la empresa mexicana José Morales realiza las tareas en los bienes muebles asociados con la edificación histórica, bajo la supervisión y coordinación de personal del INAH, a través de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural y del Centro INAH Morelos.
Durante la restauración, las especialistas María Regina Pierrelus Díaz de León, Katherine Salas Ramos y Valeria López Mancera, así como la artista visual Mónica Morales Zúñiga, revelaron el emblema prehispánico en la capilla posa 4.
Mediante una delicada limpieza mecánica con el uso de bisturís, las capas de cal que cubrían la pintura mural se retiraron luego de verificar que no existían capas pictóricas posteriores. Lo que se veía a simple vista eran partes del círculo rojo, lo que supusieron debía contener los atributos hagiográficos marianos o de Jesucristo, pero a medida que avanzaban descubrieron que “no se trataba de una representación cristiana, sino de un chimalli (escudo prehispánico)”, agrega el comunicado.
El emblema consta de un círculo de 11 centímetros de grosor y poco más de un metro de diámetro, que se pintó a mano alzada con un rojo diluido, se rellenó con veladuras y después se delineó con este mismo color. La imagen, que se repite menos nítida en las capillas 2 y 3, ha generado interrogantes en torno a la razón de la presencia de este emblema en un sitio tan importante e, incluso, al lado del anagrama de la Virgen María, así como la relación de la cultura prehispánica con el culto cristiano, a pocos años de la invasión española.
Las especialistas analizan si la imagen se vincula con el dios patrono Tepoztécatl o a alguna otra deidad; más allá de eso, aseguran, se trata de un elemento histórico que puede conectar a la población actual de Tepoztlán con su ascendencia. Este descubrimiento abre la puerta a una forma distinta de entender las transformaciones de la sociedad tepozteca.
En busca de comprender el significado de estos atributos, comenzó una investigación interdisciplinaria en la que participan las restauradoras Lucía de la Parra de la Lama y Frida Mateos González, esta última coordinadora del proyecto de bienes muebles asociados, junto con los restauradores José Morales Zúñiga e Iván Reynoso Pérez, los museólogos Alejandro Sabido Sánchez Juárez y Víctor García Noxpango, la etnohistoriadora Marcela Tostado Gutiérrez y la arqueóloga Laura Ledesma Gallegos.