Yakarta. La sede de la Copa Mundial Sub-20 del año próximo fue un enorme logro para Indonesia, que hizo pensar que un torneo exitoso ayudaría a dejar atrás los problemas que han plagado el futbol en esta nación de 277 millones de habitantes.
La muerte de al menos 125 personas (incluidos 32 niños) y 323 heridos en un partido entre Arema FC y Persebaya Surabaya el sábado pasado, es un recordatorio de que es uno de los países donde resulta más peligroso asistir a un encuentro de futbol.
“La Copa Mundial Sub-20 de la FIFA es un evento internacional, con (la participación) de 24 países de cinco continentes”, dijo el presidente indonesio, Joko Widodo, el mes pasado al plantear la necesidad de una organización inmaculada.
El sábado, no obstante, se suspendió la liga nacional y Widodo ordenó al ministro de deportes, el jefe de la policía nacional y la federación de futbol que investiguen a fondo lo que sucedió en el estadio.
El futbol es una pasión nacional en Indonesia, el primer país asiático que participó en una Copa Mundial, la de 1938, como Indias Orientales Holandesas. Pero su selección nunca volvió a clasificarse debido a la corrupción, violencia y desorganización.
Save Our Soccer, agrupación que monitorea lo que sucede en el futbol indonesio, dijo que 78 personas fallecieron en incidentes relacionados con este deporte en los pasados 28 años. Estos episodios se atribuyen a grupos de hinchas violentos muy allegados a los clubes, que a veces cuentan con miles de miembros.
Según los aficionados, las autoridades actúan con demasiada fuerza y volvieron a hacerlo durante el fin de semana. Testigos dijeron que los policías golpearon a mucha gente con sus bastones y tiraron granadas de gas lacrimógeno a la multitud. En 2016, uniformados fueron acusados de matar a Muhammad Fahreza, de 16 años, durante un partido entre Persija y Persela Lamongan, lo que dio lugar a manifestaciones de protesta en las que se exigió el fin de la brutalidad policial.
La FIFA no se ha pronunciado sobre si la tragedia afectará la realización del mundial juvenil, pero sí perjudica las posibilidades de que Indonesia albergue la Copa de Asia en 2023, a la que se postuló. Compite con Corea del Sur y Qatar, candidatas también después de que China desistió de organizar el torneo.
El presidente Widodo informó que los familiares de las víctimas mortales serán indemnizados. “Co-mo señal de condolencia, el mandatario donará 50 millones de rupias (3 mil dólares) por cada persona fallecida”, indicó el ministro de Seguridad del país, Mohammad Mahfud, y aseguró que los pagos se realizarán los próximos días.
Además, un jefe policial y nueve agentes de una fuerza de élite de Indonesia fueron destituidos, mientras otros 18 son investigados para deslindar responsabilidades por el lanzamiento de gas lacrimógeno que provocó la estampida.