Callithumpian Consort tiene la creencia de que la nueva música debe ser una aventura excitante para intérpretes y oyentes por igual. El ensamble estadunidense llevó a cabo ayer el estreno mundial en Boston de la primera parte del ciclo de Los trece cielos, con el que la compositora Cristina García Islas hace un viaje por el inframundo azteca, inspirada por el Libro tibetano de los muertos.
En tanto, el mismo ensamble estrenará mañana la pieza en México durante el Festival Cultura UNAM. “Las nuevas obras maestras de nuestros días son hermosas, sensuales, desafiantes, deliciosas, provocativas y una alegría única”, es la convicción del conjunto fundado en 1980 y dirigido por Stephen Drury.
La noche de este miércoles, el Callithumpian Consort ofrecerá en el auditorio del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) el mismo programa que en la sala Brown en Boston, integrado por obras de John Zorn, George Lewis, Marti Epstein y Rand Steiger, además de la pieza comisionada a Cristina García Islas.
El encuentro organizado por la universidad expone que el repertorio de este ensamble “siempre será lo nuevo y lo inusual; abarca un enorme espectro estilístico que va desde los clásicos de los pasados 100 años hasta obras de vanguardia, jazz y rock experimental”.
Cristina García Islas (Ciudad de México, 1983) consideró impresionante la cosmogonía de la cultura azteca, cómo conciben el mundo, el universo y la eternidad, “me maravilló como inspiración”, comentó en entrevista con motivo del estreno de la primera parte basada en los 13 cielos, en la que expresó el movimiento de la Luna, las estrellas y el Sol.
Después de tres años de trabajo dedicados a completar tres ciclos, con los estragos de la pandemia de por medio, se retrasó la interpretación de estas obras. Por ejemplo, una parte fue escrita para un trío que se deshizo durante el periodo de aislamiento sanitario.
El estreno de la obra se canceló como consecuencia de la crisis sanitaria, que finalmente se hizo en la sala Brown del Conservatorio de Nueva Inglaterra, en Boston. Además de que los integrantes del ensamble, quienes son profesores de esa escuela de música, hacen su visita a México gracias al financiamiento en Estados Unidos.
Paralelismos culturales
Más que investigación, García Islas explicó que hizo un paralelismo con los antiguos mexicas después de que hace varios años conoció el Libro tibetano de los muertos, “me llamó mucho la atención en cuanto a la concepción cosmogónica de los aztecas y los tibetanos, porque, a pesar de ser politeístas, veían a las deidades como algo flotando en el universo, tomaban los colores y los rostros de los seres. Esa parte de la creencia de la vida y la muerte en un mismo espacio que se comparte fue mucho de lo que me atrajo”.
La también profesora universitaria basó su tesis doctoral en los instrumentos prehispánicos en la música, los cuales “me dejaron bastantes rastros de sonoridades”.
En la nueva composición utilizó, por ejemplo, el teponaztle o tambor de madera de hendidura, de origen mesoamericano, que utilizaron los aztecas, mayas y otras culturas prehispánicas.
En el primer ciclo de Los trece cielos fue escrita para varios instrumentos de aliento, de percusión como el cajón, que es bastante frecuente en la música popular, así como percusiones metálicas. Además de piano, violín, viola, chelo, contrabajo, “prácticamente es una pequeña orquesta de cámara”, dice la compositora sobre la pieza para 12 músicos.