San Pablo Villa De Mitla, Oax., Su discurso se perfilaba para concluir, con alusiones a las obras a realizar en Oaxaca en la última etapa de su sexenio, cuando surgió un grito que le pedía la relección, que el presidente Andrés Manuel López Obrador no dejó pasar: “No, ya eso no. Sufragio efectivo, no relección. Además, tienen razón mis adversarios, ya tengo bastantes achaques. Ya estoy chocheando –dijo en tono irónico–, pero con lo que me queda de fuerza ¡vamos a terminar la transformación de México!”
Era el colofón del acto inaugural de otra sucursal del Banco del Bienestar, cuyo crecimiento ha desplazado ya a toda la banca privada, convirtiéndose en la principal entidad financiera en Oaxaca. Con flores colgadas en el cuello, para agradecer su visita tomó el bastón de mando que le entregaron y se dispuso a escuchar los honores a su investidura.
Civilidad política
Enésima visita a Oaxaca que en esta ocasión, a diferencia de otras transiciones gubernamentales en los estados, permitió que coincidieran en un acto oficial el próximo gobernador, Salomón Jara, con el saliente, Alejandro Murat Hinojosa.
“¡Miren la transición esta! A ver, párense y dense la mano aquí”. Murat y Jara se estrecharon las manos. Fue la fórmula presidencial para atajar algunos gritos esporádicos contra el priísta y a los que López Obrador salió al paso: “Respeto la opinión de quienes no comparten mi punto de vista. Yo quiero decirles que Alejandro Murat nos ha ayudado mucho aquí y se lo agradecemos”. No hubo mayores expresiones contra el político del tricolor.
A su llegada, en apresurada entrevista, Jara habló de la civilidad política en el relevo oaxaqueño: “Va a haber una transición pacífica, tersa (…) Ayer estuve en la toma de protesta de Américo Villarreal y corrió el gobernador de Tamaulipas”.
En Mitla, la banda del pueblo ambientó la llegada y salida del Presidente. Sin las restricciones de la pandemia, estaba en su elemento: la plaza pública. La gente se arremolinaba en torno a él para regalarle frutas, cuadros, petates, jarrones, canastas, flores, un pequeño busto de Benito Juárez y hasta monigotes con la figura del doctor Simi.
Hubo quienes aprovecharon estos fugaces momentos de acercamiento para entregarle escritos para que les resuelva mil y un problemas, la mayoría de ellos fuera de su competencia o para implorar su intervención con el fin de asegurar la atención médica a sus hijos. Le hablaron de caminos inconclusos, basureros, regularización de tierra, abusos de autoridades municipales, presos políticos… Paciente, López Obrador los escuchó, recogió decenas de documentos y algunos, ahí mismo los canalizó.
Sucursales bancarias
Tan sonriente como López Obrador, el titular de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, parecía no agobiarse con los barruntos de tormenta que acechan a su secretaría con la polémica desatada por el papel del Ejército en torno a la desaparición de normalistas de Ayotzinapa o por el hackeo masivo de correos electrónicos militares.
Se sabe con la confianza presidencial y así rindió cuentas de una más de las tantas tareas que le ha encomendado el mandatario: construir 2 mil 744 sucursales del Banco del Bienestar.
Casi como un parte militar, dio cuenta del estado que guarda este otro frente del Ejército, que arroja, hasta ahora, un avance de 62.7 por ciento, con mil 722 oficinas bancarias concluidas, algunas de ellas en etapa de equipamiento; 797 en proceso de edificación y 425 pendientes de construir.
Todo ello para rubricar con su agradecimiento a nombre de los tres cuerpos que ahora integran la Sedena. “Los integrantes del Ejército, la Fuerza Aérea y Guardia Nacional agradecemos a los mexicanos por su confianza y por permitirnos servirles”, expresó el general.
Son tiempos de bonanza en las fuerzas armadas en la era de la Cuarta Transformación.