México cerrará el año con un consumo aproximado de 46 millones de toneladas de maíz, un aumento de 2.22 por ciento respecto a las 45 millones de toneladas del año pasado, revelan estimaciones del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
Esta nueva alza en la demanda se da en un contexto en el que la producción del país no crece al mismo ritmo que el consumo de la población y los precios internacionales de granos básicos, incluido el maíz, tienen alzas elevadas a causa del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
El GCMA estima que este año 47 por ciento del maíz sea utilizado en el sector pecuario, 30 para consumo humano (incluyendo 10 a la elaboración de tortillas), 9 al ramo industrial y 14 por ciento a otros usos.
México es autosuficiente en maíz blanco, que se destina a consumo humano, pues su producción basta para satisfacer la demanda de la población; no obstante, importa casi todo el maíz amarillo que se necesita. Este último es usado principalmente en los sectores industrial y pecuario, pues sirve como alimento para animales. Lo anterior significa que cuando su precio aumenta golpea a otros sectores, como el de la carne.
Según datos oficiales, en los primeros ocho meses de este año el volumen de las compras de maíz fue de 11.4 millones de toneladas, lo que implicó una baja anual de 4.2 por ciento. No obstante, en lo que se refiere a valor, hubo un incremento anual de 7.9 por ciento.
Mientras el valor de las importaciones del grano no dejan de crecer y se ubican en nivel récord, la producción del país va en picada, pues datos del GCMA muestran que en 2021 fue de 27.4 millones de toneladas, misma cifra que en 2021, y para este año se espera cerrar en 27.7 millones.
Juan Carlos Anaya, presidente del GCMA, destacó que en 1994 la producción anual de maíz era de 18.2 millones de toneladas y ahora es de 26.7 millones. En el mismo lapso el consumo nacional pasó de 20.9 a 46 millones de toneladas, es decir, en ese periodo la producción tiene una tasa de crecimiento de 47 por ciento y el consumo de 120 por ciento.
Sobre la superficie sembrada de granos y oleaginosas, en el ciclo primavera-verano 2022 cayó 8.9 por ciento en comparación con el año pasado, con un avance de 7.8 millones de hectáreas, según el GCMA.
Señaló que en el ciclo otoño-invierno 2021-22 cayó el área cultivada de estos productos, al sumar 2.9 millones de hectáreas, 6.7 por ciento menos respecto al mismo ciclo del año previo. Sólo la superficie cultivada de maíz en el ciclo primavera-verano reporta una caída hasta agosto pasado de casi 400 mil hectáreas.