Ciudad de México. Tras aprobarse la adopción de la ambiciosa Declaración por la Cultura en la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible (Mondiacult) 2022, algunos de los ministros que participaron en la sesión plenaria de clausura demandaron que ese texto sea efectivo y se le dé seguimiento en otros foros para que no se quede en el papel, sobre todo en momentos de grandes conflictos.
“Anhelamos la oportunidad de la activación de la declaración; queremos su éxito”, expresó la representante de Arabia Saudita al hacer uso de la palabra en el último día de actividades de la conferencia mundial, convocada por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) y el gobierno de México.
En el Auditorio Nacional, sede del encuentro, Julieta Brodsky Hernández, del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile, externó su interés en que distintas regiones “tengamos foros para dar seguimiento a Mondiacult y prepararnos para los próximos actos, que se realizarán cada cuatro años”.
En tanto, la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, afirmó que la declaración adoptada es un compromiso de acción”. Asimismo, anunció la creación de un museo virtual de bienes culturales robados, a cargo del organismo que encabeza y la Interpol.
Emmanuel Nkosinathi Mthetwa, representante de Sudáfrica, sostuvo que el mundo está en conflicto, no sólo en Ucrania y Rusia.
“Hoy hay más estados que han sido avasallados y que están tratando de reconstruirse, como Mali, en África”, expresó el delegado de Sudáfrica, quien mencionó que esa región tiene como propósito principal en su agenda de 2023 “silenciar las armas del continente africano”.
Hizo un llamado para que Naciones Unidas intervenga y se asegure de que los conflictos se resuelvan de manera amigable. Agregó que si bien se aprobó el texto de la declaración, es necesario “crear un mecanismo uniforme, auspiciado por la Unesco, con el fin de monitorear la economía cultural y creativa basada en la investigación”.
En la clausura de la conferencia mundial, en la que participaron de manera presencial 135 ministros de Cultura de los estados miembros de la Unesco, estuvo presente el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, quien recién regresaba de Tokio.
El canciller sostuvo que en esta época de incertidumbre, en la que estamos viviendo 16 conflictos en el mundo, es importante hablar de cultura.
Este tema “es esencial en un mundo que parece estar encaminándose al escalamiento de un gran conflicto. Habríamos de preguntarnos por qué Mondiacult tardó tanto en realizarse de nuevo.
“Ustedes señalan en su declaración de hoy que la cultura es la esperanza de la humanidad, no es algo accesorio u opcional, está en el eje de nuestra idea de la convivencia global, de la naturaleza misma de toda política exterior que parte del reconocimiento de los otros y del entendimiento a otras culturas, tener la apertura para entender otras civilizaciones, por eso la cultura debe estar en el eje de cualquier política exterior que se respete y de la reflexión política global.”
Ebrard calificó de extraordinaria la Declaración por la Cultura, ya que recoge grandes causas, como “la recuperación del patrimonio histórico cultural de los pueblos, el respeto a la diversidad; justo en la era de los racismos, los supremacismos, se alza la voz de Mondiacult diciendo: ‘no, el camino es diferente’”.
Añadió que la declaración “nos llena de esperanza, orgullo y confianza en que la humanidad sabrá salir adelante”.
En la mayor conferencia mundial dedicada a la cultura, organizada de manera conjunta por la Unesco y el gobierno mexicano, los ministros de Cultura compartieron su visión sobre el futuro de las políticas en la materia y reafirmaron el compromiso de la comunidad internacional frente a los urgentes y complejos desafíos contemporáneos de las sociedades.
Promoción de la diversidad
En el documento, los representantes se comprometieron a fomentar un entorno propicio para el respeto y el ejercicio de todos los derechos humanos; también promoverán la diversidad cultural como fundamento de la identidad de los pueblos y principio fundador de todas las convenciones, recomendaciones y declaraciones de la Unesco.
Subrayaron la importancia que tiene potenciar las sinergias entre la cultura y la educación, “reconociendo el imperativo de que ésta sea adaptada al contexto, que abarque el patrimonio, la historia y los conocimientos tradicionales, con miras a ampliar los resultados del aprendizaje”.
Preocupados por la situación del sector cultural, sobre todo después de la pandemia de covid-19, los ministros se comprometieron a fortalecer “los derechos económicos y sociales de artistas, profesionales y otros agentes de la cultura, facilitando su movilidad y defendiendo su condición, entre otras cosas, reforzando la propiedad intelectual”.
En la declaración se afirma por primera vez que la cultura es un “bien público mundial” y se pide su integración “como un objetivo específico por derecho propio” entre los próximos Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
Los representantes de los países participantes solicitan en el documento a la directora general de la Unesco que elabore un plan con medidas concretas y un calendario para acelerar la aplicación de las disposiciones de la presente declaración en el contexto de la estrategia a plazo medio de la organización y de su programa y presupuesto, que mantenga un diálogo efectivo con los estados miembros de la Unesco.
También instaron a ese organismo a que considere la posibilidad de convocar, a partir de 2025, un foro mundial sobre las políticas culturales, cada cuatro años.
En la clausura, encabezada por Alejandra Frausto, titular de la Secretaría de Cultura (SC) federal, participaron la presidenta del Consejo Ejecutivo de la Unesco, Tamara Rastovac; Santiago Irazabal Mourão, presidente de la 41 sesión de la Conferencia General de la Unesco, y Ernesto Ottone R., subdirector de Cultura del mismo organismo.
La Mondiacult, con una infraestructura costosa debido a la logística, finalizó con el espectáculo multimedia de paisaje coral La oreja y el caracol, de Tito Rivas y Eduardo García Barrios.