América Latina necesita un nuevo paradigma para que sus políticas promuevan la cultura como un bien público que haga hincapié en su efecto transformador en la educación, la inclusión social y la acción climática, recomendaron los países de la región durante la consulta que la Organización de Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) realizó hace unos meses, como preparación para la conferencia mundial sobre políticas culturales y desarrollo sostenible (Mondiacult 2022), que anteayer se inauguró en la Ciudad de México.
Un tema que destacó en esas reuniones fue la urgencia de frenar el tráfico ilícito de bienes culturales, “especialmente reforzando las capacidades operativas, institucionales y jurídicas, y estrechando la coordinación regional”.
De acuerdo con el informe de las consultas regionales que la Unesco comparte en su página de Internet, los estados latinoamericanos miembros de esa organización pidieron que se amplíen los debates mundiales sobre la vasta gama de derechos culturales, tanto individuales como colectivos, para que éstos sean respetados, “como parte integrante de los derechos humanos y las libertades fundamentales, incluso en el entorno digital”.
Los países latinoamericanos reconocieron que en la región “el enfoque de las políticas culturales sigue siendo en gran medida vertical y sectorial”, por lo cual “expresaron sus firmes deseos de fomentar políticas multisectoriales que aborden los vínculos entre la cultura y otros ámbitos políticos”.
La cultura, coincidieron, es útil también para apoyar la acción climática, reducir el riesgo de desastres y brindar seguridad alimentaria, así como para mejorar la planificación urbana y territorial, sin dejar de lado el aprovechamiento del papel educativo de los museos y del patrimonio material e inmaterial.
En general, reiteraron que en América Latina urge adaptar las políticas culturales “para promover el ‘bien vivir’ de las sociedades, en particular conciliando las diversidades cultural y biológica, al tiempo de crear modelos de políticas participativas, inclusivas en cuanto al género y basadas en la comunidad, que promuevan el vínculo social y favorezcan la valorización de enfoques interculturales, localizados y descentralizados”.
También se concluyó que la promoción de los derechos culturales para fomentar la diversidad cultural y lingüística, y reducir las desigualdades “es una prioridad en esta región, caracterizada por una diversidad que se deriva, sobre todo, del legado de la esclavitud y la época colonial”.
Los estados miembros mencionaron la importancia del acceso equitativo a la cultura, “apoyando la diversidad cultural y lingüística en y fuera de línea como un patrimonio positivo en la región, favoreciendo la inclusión social y el diálogo intergeneracional, y centrándose en los jóvenes, los pueblos indígenas, los afrodescendientes, los migrantes y los desplazados internos”.
De igual manera se recomendó como prioritario el fortalecimiento de los derechos culturales individuales y colectivos en los contextos de propiedad intelectual, “con el fin de hacer frente al uso indebido y la apropiación del patrimonio cultural, y frenar el tráfico ilícito de bienes culturales. Además, se determinó que la cuestión de los derechos individuales y colectivos de los artistas, su remuneración justa y su derecho a la movilidad y a la libre expresión son esferas de preocupación que requieren atención y acción urgentes.
“Respaldar la cultura como bien público para promover la consolidación de la paz, facilitar la inclusión social y fomentar la cultura como espacio seguro que permita forjar sociedades democráticas e inclusivas es fundamental para dar esperanza a las sociedades y conferirles la capacidad de proyectarse al futuro, mediante el empoderamiento y la participación.
“Para ello, es fundamental aprovechar la sinergia entre la cultura y la educación –tanto formal como no formal, incluso en las lenguas indígenas– para dotar a los individuos y las sociedades de la capacidad y las competencias necesarias, con el fin de que puedan ampliar sus oportunidades en el emprendimiento cultural y en un sentido más amplio.”
Las consultas regionales se realizaron en línea entre diciembre de 2021 y febrero de 2022; se pueden revisar en https://www.unesco.org/es/mondiacult2022/workingdocuments