El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) llamó a revisar la cadena de suministro de alimentos, pues los precios se multiplican varias veces en el proceso, y hay una diferencia sustancial entre lo que se paga al productor y lo que desembolsa el consumidor final. Por ejemplo, el ganado vivo cuesta 57 pesos el kilogramo, y el consumidor paga 179 pesos por el bistec.
Datos del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) indican que igual sucede con las verduras. Por ejemplo, la cebolla en Chihuahua cuesta al productor 13.25 pesos el kilo, pero al consumidor llega a 52 pesos, ocurre un salto en el precio cuando está en el medio mayoreo en la central de abasto, donde se cotiza a 23.20 pesos.
El tomate saladette, que se paga al agricultor en 6.33 pesos el kilo, en el medio mayoreo llega a 11.38 pesos y al consumidor final a 27.38.
El GCMA considera que lo que determina los precios son los impactos climáticos y de temporalidad, los precios internacionales, el costo de insumos, como agroquímicos, fertilizantes, costos logísticos, empaque y los rubros sociales, como la inseguridad. Además, el intermediarismo.
El CNA pidió que la Secretaría de Economía y Profeco revisen la cadena de suministro para alcanzar los objetivos del Pacic, pues la inflación tiene que ver con el cambio climático, la sequía y las malas cosechas en algunas regiones, la guerra en Ucrania y la pandemia.
En México, el sector agroalimentario ha sido el más afectado por el alza en fertilizantes, granos, materias primas e insumos, costos de logística, estacionalidad de la producción y gastos de seguridad, “por lo cual los productores están en una situación muy compleja”, indicó.
Mantener la presión sólo sobre el sector agroalimentario pone en riesgo la oferta, lo que llevaría a un mayor aumento en los precios y más inseguridad alimentaria y desabasto en el país, dijo Juan Cortina Gallardo, presidente del CNA.
Consideró que “existen oportunidades en la cadena productiva para que todos los sectores apoyemos en este gran esfuerzo por reducir el impacto de la inflación”. Se debe revisar la cadena de suministro, desde proveedores de insumos y servicios hasta producción primaria, agroindustrial, logística, distribución y comercialización, “para identificar áreas donde se puedan crear eficiencias en los costos y así ofrecer alimentos a precios más accesibles para el bienestar de las familias”.