La cultura ajena “no se apropia con fines económicos, no se subasta; el plagio es ilegal e inmoral y los bienes patrimoniales de la humanidad son de todos y todos debemos protegerlos”, afirmó Beatriz Gutiérrez Müller durante la inauguración de la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible, Mondiacult 2022, que se realiza en México por segunda vez luego de 40 años.
En representación de su esposo, Andrés Manuel López Obrador, la escritora dijo en el Auditorio Nacional ante unos 150 ministros de Cultura y 160 delegaciones de todo el mundo, que se debe “apostar por descolonizar la cultura supremacista y promover una horizontalidad, porque no hay culturas superiores ni inferiores”.
Gutiérrez Müller sostuvo que el racismo es una “pandemia irracional que no hemos podido exterminar” y en el ámbito cultural “reduce la creación y el arte a modelos clasistas o elitistas que menoscaban a los que creen inferiores. Hay que hacer entender que, al agredir a otro, se agreden a sí mismos, a la cultura universal”.
En el lugar de honor, Gutiérrez Müller estuvo acompañada por Audrey Azoulay, directora general de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, entidad que convoca el encuentro; Alejandra Frausto, titular de la Secretaría de Cultura federal, y Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
En los tres días que se desarrollará Mondiacult 2022, habrá mesas de discusión sobre diversos temas y se mostrarán exposiciones en el Complejo Cultural Los Pinos. Mañana, cuando concluirá, se presentará una declaración final de sus trabajos.
“Grito por la paz a través de la cultura”
La mandataria local Claudia Sheinbaum destacó a la capital como ubicación de antiguos pueblos y “crisol de distintas culturas del mundo”, donde han arribado migraciones durante siglos. Hizo hincapié en que “esta reunión es un grito por la paz que se desarrolla a través de la cultura”.
En su discurso, Audrey Azoulay mencionó que con este encuentro “ha llegado el momento de movilizar de nuevo a la comunidad internacional al servicio de la cultura y de transmitir el mensaje de que ésta es un bien mundial”.
Destacó que en la actualidad hay tres retos: “El tráfico ilícito de bienes culturales y las restituciones, que requieren respuestas coordinadas y contundentes (para) reforzar la legislación nacional, fomentar la investigación sobre los bienes culturales y regular el mercado del arte”.
Los otros desafíos son “la vulnerabilidad de los profesionales de la cultura, que en la crisis sanitaria costó unos 10 millones de empleos culturales”, así como el impacto de crisis climática y la pérdida de biodiversidad en la destrucción de patrimonio material e inmaterial.
Alejandra Frausto pidió a los participantes construir una “agenda donde la cultura como bien global común se coloque en el centro de las políticas, en la que la diversidad cultural sea vehículo para la paz, protagonista del bienestar de la sociedades” y que se detenga “la apropiación cultural, así como el tráfico ilícito y la comercialización de bienes culturales, prácticas que han quebrantado la dignidad de los pueblos”.