Buenos Aires. A escasos días de cumplirse un mes del atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner es evidente la lentitud de la justicia para accionar en un caso tan grave, a pesar de todas las pruebas que aportan información para llegar hasta los autores intelectuales de la agresión.
Por lo pronto, el gobernante Frente de Todos (FdT) repudió enérgicamente un editorial del diario La Nación que pone en duda que haya existido un intento de asesinato contra Fernández de Kicchner el pasado día 1º, porque supuestamente este hecho sería favorable al oficialismo y en especial a la vicepresidenta.
En un escrito presentado en el juzgado que investiga el ataque, los abogados de Fernández de Kirchner pidieron la detención de Joana Daniela Colman, quien se comunicaba con integrantes de la “banda de los copitos”, a quienes transmitía órdenes y destacaba que tenía fuentes importantes que le adelantaban lo que iba a suceder en la justicia.
La Nación puso en duda el atentado al titular en su editorial que hay “demasiadas interrogantes y sospechas” y analiza que “no es difícil entender por qué alrededor de seis de cada 10 personas creen que estamos ante un montaje inventado por el kirchnerismo para victimizarse, según lo atestiguan distintas encuestas de opinión pública”.
Esto es lo que trata de imponer la mayoría de los medios de comunicación aliados a la opositora coalición Juntos por el Cambio y especialmente de la derechista Propuesta Republicana (PRO), que la encabeza. El hecho de que La Nación trate de sembrar sospechas coincide con lo que dijo el ex presidente Mauricio Macri desde un primer momento, que los autores eran “un grupo de loquitos”.
La Nación señala que tiene “dudas” sobre la desaparición de datos del teléfono de Fernando Sabag Montiel, quien intentó asesinar a Fernández de Kirchner. “Nos preguntamos si esta banda de vendedores ambulantes tenía conexiones subterráneas con la Policía Federal o con agentes de inteligencia”, dice.
La idea de “locos sueltos” o fanáticos fortalece un clima tenso, y desde el mismo momento del atentado, esos medios como Clarín, La Nación y otros que desde hace años tienen como función confundir a la población, ahora van más lejos al mencionar que esto favorece a “una líder política a quien la justicia ha puesto contra las cuerdas. Nos inclinamos por esta última hipótesis”.
El repudio a este tipo de ataques se extiende por todo el país. Esto cuando es visible la lentitud de la justicia, ya que los cuatro detenidos, Sabag Montiel, su compañera Brenda Uliarte, Agustina Díaz y el más importante Gabriel Carrizo en cuanto autoría y mediador entre el grupo y otros cómplices de mayor nivel intelectual, hace posible que surjan estas “editoriales”, después de un mes de abierta complicidad de los medios, lo que es considerado por los cuadros políticos del FdT como un ataque a la democracia.
No sólo esto, sino que cuando la justicia intenta avanzar sobre pistas que llevan incluso hasta la ex ministra de Seguridad de Macri, Patricia Bullrich, que aparece en fotos con algunos de los más comprometidos personajes de los grupos violentos, surgen los ataques más fuertes, interviniendo abiertamente en la justicia.
Es notable que jueces y fiscales ahora intentan separar a la jueza María Eugenia Capuchetti y al fiscal Carlos Rívoli de la investigación sobre el grupo de Revolución Federal, que ha manifestado publicamente su intención de “acabar” con la vicepresidenta y varios de sus funcionarios, entre ellos el hijo de Fernández de Kirchner, Máximo.
Revolución Federal, creada en mayo pasado, reúne también a sectores neonazis, con los referentes de la “banda de los copitos” especialmente con Brenda Uliarte, y está sujeto a una pesquisa judicial nada menos que por un incidente delante de la casa de Fernández de Kirchner antes del atentado, donde fue detenido uno de sus referentes, Leonardo Sosa, quien llevaba bombas molotov.
La Agencia Federal de Inteligencia denunció que en una comunicación del 26 de agosto pasado entre Jonathan Morel y Franco Castelli, dirigentes de Revolución Federal, se dice, por ejemplo, que “se veía cómo Cristina saludaba a La Cámpora y a la militancia” y señalaba: “lástima que a mí ya me conocen la cara porque si no, ¿sabes cómo me infiltro ahí una semana y espero a que baje?”
Morel aparece en imágenes del 21 de julio pasado, cuando un grupo atacó la sede del Instituto Patria, amenazó de muerte a la vicepresidenta junto con Claudio Pedro Herz, quien prometió llevarla a la horca y amenazó que la próxima vez vendría a buscarla “con una ametralladora para matarla”.