Madrid. El ministro de Asuntos Exteriores de España, el socialista José Manuel Albares, atribuyó el origen del conflicto diplomático con México a los “recelos de una persona en particular” con el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El canciller no mencionó al protagonista en discordia, pero parecía referirse al presidente de la multinacional Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, con quien la administración de López Obrador mantiene una controversia judicial por sus prácticas empresariales en México.
En un desayuno de prensa organizado por la agencia de información Europa Press en un céntrico hotel de Madrid, el funcionario reconoció que existe un malestar generalizado en América Latina contra algunas multinacionales de origen ibérico, pero advirtió que pese a eso el gobierno del presidente Pedro Sánchez defenderá los intereses de las empresas españolas para garantizar “seguridad jurídica” a sus inversiones.
En la reunión, Albares hizo un repaso del contexto internacional y los efectos en su país. Dedicó la mayor parte de su intervención al estado de la Unión Europea (UE) tras el triunfo electoral de la extrema derecha en Italia, la guerra en Ucrania y los graves problemas diplomáticos que tiene España con Argelia y Marruecos. También abordó las relaciones con América Latina, en general, y con México, en particular.
Hablar “cualquier diferencia”
A pregunta de La Jornada sobre las relaciones con México, en parte deterioradas por las malas prácticas de las multinacionales, Albares ofreció su versión: “Yo hace poco me trasladé a México y tuve un encuentro no sólo con mi colega Marcelo Ebrard, sino también con la alcaldesa del Distrito Federal (sic) y estuvimos hablando. Y yo creo que más allá de los recelos que pueda haber, particularmente con una persona en concreto, en general en México nuestras empresas están sólidamente implantadas y todo el mundo es consciente de que nuestras empresas también participan del desarrollo de México, que es lo buscan. Y desde luego cualquier diferencia debemos de poderla hablar, porque lo que hay entre España y México es una de las relaciones más especiales que los países puedan tener”.
En los últimos meses el directivo de Iberdrola también se ha convertido en el objeto de las críticas del gobierno español, incluso del presidente Pedro Sánchez, al señalar a los empresarios como “insolidarios” en la actual crisis económica provocada por los altos precios de la productos energéticos.
El mandatario llegó a afirmar que Sánchez Galán y la presidenta del Banco Santander, Ana Patricia Botín, pertenecen a “los poderes ocultos de la derecha política, económica y mediática” que intenta impedir las políticas sociales que supuestamente realiza su gobierno.
Pedro Sánchez también ha dicho que si “Botín y Galán se quejan es que vamos en la buena dirección, porque hay grandes compañías que mueven esos hilos y es evidente que hay determinados intereses que quieren defender una serie de privilegios y se trata sólo de una minoría de privilegiados que no han hecho otra cosa que poner palos en la rueda”.
A una pregunta sobre el malestar en muchos países de América Latina contra los corporativos españoles por sus prácticas que no toman en cuenta la justicia social ni la ecología y por recurrir a mecanismos de corrupción, Albares afirmó: “Sí veo con mucha preocupación que haya una salida de empresas españolas de América Latina. Pero también constato que muchas de ellas se mantienen firmemente en países de América Latina y que son bien acogidas y en general se vive con mucha comodidad su presencia ahí.
“Nuestras empresas han estado ahí siempre, en los momentos más difíciles y jamás han abandonado América Latina”, agregó el canciller español. “Muy recientemente, en momentos muy complicados, como fue la crisis del covid, ahí se mantuvieron, cuando otras fueron reduciendo y saliendo. Y algunas empresas incluso van creciendo. En estos momentos de cambios en muchos países de América Latina, como son Chile o Colombia, nosotros mantenemos un diálogo para garantizar la seguridad jurídica y el acompañamiento a nuestras empresas. Y yo lo que percibo en todo momento es cómo esos nuevos liderazgos se sienten muy cómodos con las empresas españolas, que en el fondo, igual que los españoles, tienen dos almas: una europea y una iberoamericana, y por lo tanto no se sienten extranjeras en América Latina y están muy comprometidas con el desarrollo de esos países”.