Moscú. Mientras se dieron a conocer este martes los primeros resultados preliminares de los referendos de adhesión a la Federación Rusa en cuatro regiones secesionistas de Ucrania bajo control, completo o parcial, de las tropas rusas, un alto funcionario del primer círculo del Kremlin volvió a amenazar con usar las armas nucleares en caso de “agresión” que atente contra “la soberanía y la integridad territorial” de Rusia.
Las autoridades prorrusas a cargo de los plebiscitos reportaron que, con cerca de 20 por ciento de las boletas escrutadas, la propuesta de adhesión obtuvo un respaldo mayoritario de entre 97 y 98 por ciento de los votos en Donietsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia.
Celebrada la votación durante cinco días en condiciones de guerra y excluidos del derecho a expresar su opinión los habitantes que huyeron de los combates hacia Ucrania y Europa, es un misterio cómo diseñaron el padrón, pero los organizadores de los referendos aseguran que en las cuatro regiones la participación superó 50 por ciento.
Pero todo indica que su incorporación formal a la Federación Rusa no podrá ser antes del martes de la siguiente semana, aunque la llegara a aprobar el jueves o viernes próximos la Duma o Cámara de diputados.
Tras días de filtrarse como fecha más probable del “acontecimiento histórico” el viernes 30 de septiembre, de repente este martes saltó al ruedo de las declaraciones la presidenta del Consejo de la Federación o Senado, Valentina Matviyenko:
“En los próximos días terminará con toda seguridad el conteo de votos de los referendos. Estamos listos, pero no veo la necesidad de convocar una sesión extraordinaria. La siguiente sesión ordinaria está prevista el 4 de octubre y ese día, si todo sale bien, pienso que podremos debatir el asunto”, comentó durante su viaje de trabajo a la ciudad de Taganrog.
De inmediato, Andrei Klishas, presidente del comité de legislación constitucional del Senado, y otros legisladores opinaron lo mismo que Matviyenko: no hay ninguna necesidad de llevar a cabo una sesión extraordinaria.
Se desconoce el motivo para posponer una semana la ceremonia de ingreso de las cuatro nuevas entidades de la Federación y no faltan quienes creen que podría ser un retraso deliberado para –mediante los canales confidenciales de comunicación todavía abiertos–, intentar convencer a Washington y Bruselas de que influyan sobre Kiev y acepte negociar ante el riesgo de llegar a una situación en que Moscú podría recurrir a su arsenal nuclear.
En todo caso, el presidente Vladimir Putin, que lleva varios días alejado de Moscú en su residencia de Sochi, en la costa del mar Negro, no puede promulgar la respectiva ley, sin que la aprueben antes los diputados y los senadores.
El Kremlin hace caso omiso de las críticas que le llueven por organizar estos plebiscitos. Desde otros países, se le acusa de no cumplir los más mínimos requisitos de legitimidad; desde dentro de Rusia, muchas son las quejas de sus seguidores por tardarse 8 años en anexionarse sólo una parte de Ucrania y olvidarse de otras regiones con población rusoparlante, así como de sus detractores por decretar una impopular “movilización parcial” para proteger los “territorios liberados”, esto es, mandarlos a la guerra.
Lo único que parece importar a Putin y su entorno es obtener lo que considera el fundamento legal para declarar que el territorio conquistado desde el pasado 24 de febrero –cuando las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donietsk y Lugansk tenían sólo 30 por ciento de las regiones ucranias homónimas– forma ya parte de Rusia y eso, desde su punto de vista, igual que Crimea, no es negociable.
Al menos, ese es el sentido que puso a sus palabras este martes el vocero de la presidencia rusa, Dimitri Peskov, quien afirmó que después de estos referendos “van a cambiar radicalmente las condiciones de seguridad y el estatus de los territorios incorporados (a la Federación Rusa) desde el punto de vista del derecho internacional”.
Estados Unidos y sus aliados europeos, así como países importantes para Rusia como son Serbia, Kazajistán y Turquía no comparten la tesis de Peskov y de antemano declararon que no van a reconocer la anexión por parte de Rusia de más o menos 20 por ciento del territorio ucranio.
A ellos se dirigió desde su canal en Telegram el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Anatoli Medvediev, una de las voces más activas en redes sociales del sector belicista del entorno presidencial:
“De nuevo me veo en la necesidad de recordarle a esos sordos que sólo se escuchan a sí mismos: Rusia tiene derecho a recurrir a su arsenal nuclear si lo considera necesario, en determinados casos, como preservar la soberanía y la integridad territorial del país, y en estricta correspondencia con su Doctrina Nuclear”, lanzó.
Medvediev, al desestimar la advertencia de Washington de que emplear las armas nucleares tendría “consecuencias catastróficas” para Rusia, subrayó que “los demagogos estadunidenses y europeos temen morir en un apocalipsis nuclear”, por lo cual –a su juicio– “la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) no va a involucrarse en un conflicto directo con Rusia”.
Porque el también ex presidente y ex primer ministro de Rusia –al lado de Putin desde los lejanos tiempos en que se conocieron en la Universidad de San Petersburgo–, está convencido de que “para la alianza noratlántica, importa más la seguridad de Washington, Londres y Bruselas que el destino de una Ucrania inútil y agónica, aunque esté atiborrada de todo tipo de armas, cuyo suministro para los países occidentales que odian a Rusia es sólo un gran negocio”.
Es probable que el presidente ruso Vladimir Putin anuncie la adhesión de las regiones ocupadas de Ucrania a Rusia durante su discurso del 30 de septiembre ante el parlamento, según el Ministerio de Defensa británico. Vía Graphic News.