Ciudad de México. Aunque toca temas sensibles y dolorosos como la muerte de los padres y el maltrato animal, Lo que queda de nosotros es una obra que apuesta desde la trinchera del teatro por una visión entrañable y esperanzadora de la vida.
Este 2 de octubre estrenará temporada en la Sala A de La Teatrería (Tabasco 153, colonia Roma Norte), donde se mantendrá hasta el 27 de noviembre, con funciones los domingos a las 12:30 horas.
Según su director escénico, Said Sandoval, el de cultivar la esperanza es un aspecto aún más imperativo ahora para la humanidad, ante los estragos individuales y sociales causados por la pandemia de Covid-19.
“La pérdida es uno de los temas medulares de esta obra; me parecía muy importantes retomarla y remontarla a partir de ello, de la idea de que el arte puede ser de utilidad y tiene la posibilidad de incidir en la sociedad”, señala en entrevista.
“Sin embargo, esta necesidad en la sociedad no siempre es real; o sea, hay necesidades primarias que satisfacer: vivienda, alimentación, vestimenta. En el caso de este montaje, creo que sí viene a repercutir sobre necesidades intrínsecas del ser humano, como la reflexión sobre lo que tiene que ver con la pérdida. Y es que a partir de la pandemia todos perdimos algo: amigos, familia, estabilidad emocional y económica, la capacidad de salir, de socializar, la libertad en general”.
Con dramaturgia de Sara Pinet y Alejandro Ricaño, Lo que queda de nosotros es un montaje interdisciplinario para toda la familia que se vale del teatro de sombras, la música en vivo y una interpretación con un enfoque lúdico que lo hace del agrado de todas las edades.
A partir de elementos nostálgicos y diálogos divertidos, dice Said Sandoval, “se busca guiar al espectador por un agradable momento de risas y reflexión sobre el amor, la lealtad, la amistad, la incondicionalidad, pero también por el dolor y el carácter efímero de la vida”.
Relata la historia de una joven en duelo por la muerte de sus padres que decide no mostrar nada de afecto como mecanismo de defensa, pues no está dispuesta a perder a alguien más. Así, determina abandonar a su mascota, un perro.
Desde la inocencia, ese simpático can cuenta la vida “como nadie más podría hacerlo. Las ganas de volver a su hogar harán que supere todos los obstáculos, pero en su andar mostrará la triste realidad en la que viven más de 500 mil perros y gatos que son abandonados al año en México, según datos de la Asociación Mexicana de Médicos Veterinarios Especialistas en Pequeñas Especies”.