Ciudad de México. El futuro de la pandemia de covid-19, que no ha terminado, sigue siendo incierto por varios factores, entre ellos, que el coronavirus sigue en evolución y aún se desconocen las consecuencias de largo plazo en la salud de la población por los daños en diversos sistemas, como el cardiovascular o respiratorio, afirmó Gustavo Reyes Terán, titular de la Comisión Coordinadora de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad (Ccinshae).
La humanidad ha superado una gran etapa de la emergencia sanitaria y la ciencia reconoce que las vacunas cambiaron sus implicaciones y perspectivas. De hecho, por una menor afectación, las personas realizan su vida cotidiana, “pero nadie sabe cómo estaremos en los siguientes dos, tres o más años”, indicó.
En México, “es posible anticipar que, como ocurrió en las últimas dos oleadas de contagios, la protección que generan las vacunas aplicadas y las infecciones previas del virus SARS-CoV-2, evitará casos graves y muertes durante la temporada de invierno, cuando se tiene previsto que habrá un nuevo incremento en la transmisión”.
Desde la detección del coronavirus en Wuhan, China, en diciembre de 2019, cada seis meses en promedio, surgió una nueva variante hasta que llegó ómicron en diciembre de 2021, de la que han emergido otras subvariantes.
La BA.5 que predomina en México actualmente, “es considerada por algunos expertos como la peor versión de SARS-CoV-2 por su alta capacidad de transmisión y de evasión de la respuesta inmune inducida por vacunas y/o la infección previa, aunque no es más letal”, dijo.
Las vacunas, en constante reingeniería
Reyes Terán, investigador especializado en infectología, explicó que a partir de ómicron, en Estados Unidos y Europa se ha buscado actualizar las vacunas para usarlas como refuerzos bivalentes. Esto es, confieren protección contra la variante original de Wuhan y contra BA.1 o BA.5 de ómicron.
“Aunque se asume que se obtendrá una mejor y mayor protección con respecto a los refuerzos que se han utilizado hasta ahora, no existe seguridad sobre cuál será la extensión del beneficio de esos biológicos bivalentes. Además, se desconoce si tendrán la capacidad para prevenir la infección o reinfección causada por la variante que domine la siguiente oleada.”
Con base en la vigilancia genómica que se realiza en el mundo, y aunque “es muy limitada con 13.2 millones de secuencias sometidas hasta ayer a la plataforma internacional GISAID en diferentes países se han identificado nuevos sublinajes de ómicron que, al parecer, convergen en su evolución en regiones particulares del coronavirus, donde se encuentra la proteína S (espiga)”. A este sitio están dirigidos los anticuerpos que neutralizan al virus.
Reyes Terán, comentó que entre las nuevas subvariantes de ómicron detectadas, hay dos bajo estrecha vigilancia: BA.2.75.2 (descendiente del sublinaje que extraoficialmente se llamó centaurus) y BQ.1.1 (sublinaje de BA.5). Ambas tienen mayor capacidad de crecimiento, así como para eludir la respuesta inmune de personas vacunadas y/o infectadas previamente por el coronavirus. También podrían afectar la unión con el receptor celular. Lo que no se sabe es si se convertirán en predominantes, ni cuándo.
En cualquier caso, sostuvo, “se deben mantener las medidas de prevención ya conocidas contra el coronavirus y otros virus respiratorios: la vacunación contra el SARS-CoV-2, con cuarta dosis para adultos mayores e individuos con sistema de defensas bajo y/o enfermedades crónicas subyacentes. También el uso de cubrebocas en espacios cerrados y lavado frecuente de manos, atención de las enfermedades víricas, entre otras”.