Nueva York y Los Ángeles., Pharoah Sanders, influyente saxofonista tenor venerado en el mundo del jazz por la espiritualidad de su obra, falleció, informó su sello discográfico. Tenía 81 años. Fue una de las figuras más creativas que hizo suya tanto la música india como la africana llevando a límites insospechados el sonido de su instrumento.
Sanders, quien inició su carrera tocando junto a John Coltrane en los años 60, murió en Los Ángeles la madrugada del sábado, tiuteó Luaka Bop, sello que lanzó su álbum de 2021, Promises. No especificó una causa.
“Estamos devastados de compartir que Pharoah Sanders murió. Se fue pacíficamente rodeado de familiares y amigos amorosos en Los Ángeles esta mañana. Por siempre y para siempre el ser humano más bello; que en paz descanse”, decía el mensaje de la empresa en Twitter, acompañado de un emoji de corazón.
Entre los trabajos más conocidos del saxofonista se encuentra su obra en dos partes The Creator Has a Master Plan, del álbum Karma lanzado en 1969. La pista dura casi 33 minutos.
Sanders, que llevó el movimiento free jazz a nuevas cotas, prácticamente atacaba a su saxofón soplando excesivamente la boquilla –que coleccionaba por centenares–, mordía la caña e incluso llegaba a gritar en la campana del instrumento.
Este discípulo de Coltrane, que tocó agresivos solos en el último álbum de éste, Live in Japan, era visto a menudo como un sucesor de su maestro, quien murió en forma repentina en 1967.
Ornette Coleman –quizás el pionero más importante del free jazz– definió a Sanders como “probablemente el mejor saxo tenor del mundo”.
Pero Sanders, quien también tocaba el saxo soprano y el alto, no logró contar con la unanimidad del público y nunca tuvo el éxito comercial de Coltrane, Coleman u otros innovadores históricos del jazz.
Con unos solos que pasaban de chillones y graznantes a ser sedosos y melódicos, fue descrito como el padrino del jazz espiritual y hasta cósmico, aunque siempre rechazó las etiquetas.
Nacido en Little Rock, Arkansas, en 1940, comenzó su vida musical tocando la batería y luego el clarinete, en la iglesia. En la secundaria, empezó a alquilar el saxofón de la escuela. Después de esta etapa se mudó a Oakland, California, donde tenía la intención de asistir a la escuela de arte. Pero pronto se mudó a Nueva York para unirse a la escena de jazz de vanguardia. Hizo autostop por todo el país, contó a la revista The New Yorker, en 2020.
Al llegar en 1962, apenas podía permitirse la vida de Nueva York. “Trataba de sobrevivir de alguna manera”, señaló a la revista. “Solía tener algunos trabajos aquí y allá, ganar cinco dólares, comprar comida, pizza. No tenía dinero en absoluto”.
En 1965, se unió a la banda de Coltrane. “No podía entender por qué quería que jugara con él, porque en ese momento no sentía que estaba listo para jugar con él”, sostuvo Sanders. “Él siempre me decía, ‘juega’. Eso fue lo que hice”.
“Sorprendentemente hermoso”
Cuando Coltrane murió, Sanders siguió tocando durante un tiempo con la esposa del músico nacido en Carolina del Norte, Alice. También comenzó a liderar sus propias bandas. Su trabajo de mayor éxito comercial fue para Impulse Records, incluido el renombrado Karma.
Después de más de una década de tocar pero no grabar álbumes, Sanders lanzó el muy admirado Promises, con el productor Floating Points y la Orquesta Sinfónica de Londres. Rolling Stone lo llamó “asombrosamente minimalista y sorprendentemente hermoso”.
Conocido por su estilo llamado jazz espiritual, Sanders, aún tocando activamente, señaló en la entrevista con The New Yorker de 2020 que “la mayor parte del tiempo no sé lo que quiero tocar. Así que empiezo y trato de hacerlo bien, y hacer que se una a algún otro sentimiento en la música. Como toco una nota, tal vez podría significar amor. Y luego una nota más, otra cosa. Sigue así hasta que se convierta, tal vez, en algo hermoso”.
En The Creator Has a Master Plan, Sanders suena como si estuviera exorcizando demonios, antes de volver a un estado celestial.
Upper Egypt and Lower Egypt, del influyente álbum de Sanders Tauhid, de 1967, se basa en los toques de guitarra y un suave xilófono que rinde homenaje a la tradición africana, mientras el músico irrumpe con un saxofón que suena como aullido.
“Realmente ya no veo la trompa. Trato de verme a mí mismo”, comentó en la presentación de ese álbum, el primero con el sello Impulse! que editó Coltrane.
“No es que intente gritar con mi trompa, simplemente intento poner todos mis sentimientos en ella”, destacó.
“Tengo un sonido oscuro; muchos de los jóvenes tienen uno brillante, pero me gusta oscuro con más redondez, más profundidad y sentimiento”, describió su estilo en una entrevista de 1996 con el San Francisco Chronicle.
“Quiero llevar al público a un viaje espiritual; agitarlo, emocionarlo. Luego los traigo de vuelta con una sensación de calma”, agregó.
Sanders, que en sus últimos años llevaba una larga barba blanca y un gorro tipo fez, hizo sus pininos en la música pop, empezando por Thembi, de 1971, que lleva el nombre de su mujer. Pero su incursión en el mainstream fue breve. En Jewels of Thought, de 1969, exploró el misticismo de África y abrió el álbum con una meditación sufí por la paz. Décadas más tarde, en The Trance of Seven Colors, colaboró con Mahmoud Guinia, el maestro marroquí de la música espiritual gnawa y del laúd.
El álbum de Sanders de 1996, Message from Home, se adentró en las influencias del África subsahariana, como el highlife, la mezcla pop de música occidental y tradicional que se originó en Ghana.
Sanders admiró a los músicos indios, como Bismillah Khan, que dio a conocer el shehnai, tipo de oboe que se toca con frecuencia en las procesiones del subcontinente; y Ravi Shankar, que internacionalizó el sitar.
Dijo que los músicos indios lograban hacer una “música pura”.