Siempre sugiero consultar la revista de la URPE (Union for Radical Political Economy) –Organización fundada en el verano de 1968 por estudiantes de posgrado y profesores de las Universidades de Michigan (Ann Arbor) y Harvard, y del Radcliffe College, semanas antes de la Convención Nacional Demócrata en Chicago ya con el ánimo de incidir en su discusión– y buscar lineamientos de futuro desde una perspectiva crítica.
¿Algunos miembros fundadores? Sam Bowles, Barry Bluestone, Gene Coyle, Herb Gintis, Art MacEwan, John Pool, Michael Reich, Tom Weisskopf y Howard Wachtel (https://urpe.org/). A su decir, URPE es interdisciplinaria de académicos y activistas, promueve el estudio, el desarrollo y la aplicación del análisis económico crítico-político radical de problemas sociales y políticas públicas.
Suponen una crítica continua del sistema capitalista y de toda forma de explotación y opresión. Su misión es partir de esa crítica para colaborar en la construcción de políticas sociales progresistas.
Son una alternativa radical al capitalismo, centrada en el ser humano, pero, con fortalecimiento de la sociedad civil. Sobresalen sus análisis de “larga duración”, en el sentido de Braudel, agregó.
He tratado de encontrar autores y lineamientos que permitan señalar problemas e identificar y sustentar políticas públicas de largo aliento, no sólo coyunturales. Nos hacen mucha falta hoy.
La desigualdad, la precariedad laboral, la inseguridad y el cambio climático son problemas muy complejos que exigen una visión integral. De ahí la limitación –severa, por lo demás– de las visiones gubernamentales a corto plazo. O de la publicidad maniquea tan de moda sobre la necesidad de la competencia. Ni unas ni la otra resisten integralmente la crítica sustentada en la identificación de tendencias a largo plazo, de ahí la importancia de esos análisis de largo aliento.
Hay académicos e investigadores nuestros concentrados en ello, ofrecen visiones que trascienden la manipulable coyuntura, sin menospreciar los de corto plazo, imprescindibles para caracterizar problemas e identificar soluciones, pero insuficientes.
Nuestra sociedad anhela acordar e impulsar acciones de largo aliento que garanticen no sólo vivir, sino vivir bien. ¿A nosotros?, seguro, pero más que nada a nuestros hijos, sus hijos y sus nietos. ¿Ejemplos a profundizar?, los actuales apoyos sociales al bienestar. ¿Adecuados? ¿Suficientes? ¿Sustentados? ¿Eficientes? ¿Eficaces?
Las respuestas exigen identificación de movimientos estructurales de largo aliento y caracterización integral de los problemas a trascender.
Aquí –justamente aquí–, leo y releo una interesante visión del investigador emérito de la Universidad de Massachusetts Amherst, David Kotz, publicada por la URPE (https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0486613419846967) “The Rate of Profit, Aggregate Demand, and the Long Economic Expansion in the United States since 2009”. De hace un par de años, pero muy actual. Grandes tendencias, cuatro esenciales: sobreacumulación de activos, crecientes transferencias de excedente al sector financiero, guerra comercial con China y estancamiento de la forma neoliberal del capitalismo.
Permiten señalar hipótesis fundadas sobre sus efectos para México. Lo veremos. Se trata de superar desigualdad, inseguridad, precariedad del trabajo, pauperización de la naturaleza y crecientes emisiones de gases de efecto invernadero. De veras.
NB: Gran pena por el fallecimiento –hace unas semanas– de tres compañeros especialistas en energía. Gerardo Bazán Navarrete, José Alberto Celestino y Antonio Acuña Rosado. ¡Abrazo a sus familias!