Resulta sorprendente y muy alentador que un ciudadano tan patriota como José Antonio Zambrano se lance a promover la cultura en su lugar de nacimiento, Tepeji del Río, perteneciente al Valle del Mezquital, custodiado por los Atlantes de Tula, labrados en bloques de basalto. Cuando iba de joven a Los Nogales, en Tequisquiapan, el conductor reducía la velocidad del automóvil para señalarnos a mi hermana y a mí: “¡Miren a la pirámide!”
Bajo el cielo intensamente azul, los Atlantes destacaban como los cuatro grandes líderes de un ejército a punto de tomar una plaza. Colocados con la misma exactitud en la parte superior del templo Estrella de la mañana, ardían con el sol. Imponentes, insuflaban temor por su grandeza, su infinita capacidad de mando. Dominaban todo el campo y llegaban hasta el horizonte... Los Atlantes eran los guardianes de la cultura prehispánica, no sólo de la de Hidalgo, sino de la del México, que deslumbró a los conquistadores que, atemorizados ante su belleza (porque la belleza también puede ser terrible), no los destruyeron.
En varias ocasiones visitamos con amigos a los Atlantes que se me aparecían como santos laicos, sus piedras secadas por el sol. Los presumía como si fueran mis cuatro primos hermanos y ellos se tomaban fotografías sobre la pirámide.
“El Valle del Mezquital es árido, semidesértico”, nos dice el poeta Antonio Zambrano. “Abundan las zonas donde no existe ni una planta para atorar el viento. A esta parte de Hidalgo llegan las aguas residuales de la Ciudad de México que han convertido a Tula de Allende en la región más contaminada del mundo”. Verdad o mentira, para mí visitar Tula siempre ha sido un regalo del pasado, un regalo prehispánico, aunque entre el 5 y 6 septiembre de 2021 se registró la peor inundación que ha sufrido esa región en toda su historia. Tula es, además, una zona de tomas clandestinas de hidrocarburos (huachicol).
Sus principales fuentes de trabajo son la industria de la construcción y la textil (La Josefina, Kaltex, Zaga), la Cooperativa Cruz Azul, la refinería Miguel Hidalgo, la termoeléctrica Francisco Pérez Ríos, la agricultura y el comercio. Esta misma parte de la entidad hidalguense es expulsora de migrantes hacia Estados Unidos.
Antonio Zambrano, quien ahora firma como José Hernández (para honrar el apellido de su padre), declara entusiasmado:
“Los municipios de Tepeji del Río, Tula de Allende y Progreso de Obregón (donde falleció y fue sepultada clandestinamente la escritora Nelly Campobello) cuentan con más de 200 planteles educativos: la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo; la Tecnológica de Tula-Tepeji; la Normal Rural Luis Villarreal, El Mexe, inaugurada en 1926, que acaba de reabrir, luego de estar cerrada unos años; colegios de bachilleres; preparatorias; centros de Capacitación para el Trabajo Industrial; primarias; secundarias técnicas; escuelas privadas; academias, etcétera.”
–¿En qué proyecto cultural está trabajando ahora?
–En el Librotón Hidalgo 2022-2023, que es la culminación de un proyecto cultural iniciado en 1989 con el establecimiento de la Casa de Cultura; el ciclo y taller literario, en el que han participado más de 100 autores; en 2010 instituimos el centro cultural La Veranda, que incluye: la galería Gabriel Vargas, la biblioteca Guillermo Samperio, la sala de lectura José Emilio Pacheco, la hemeroteca Miguel Jiménez Rodríguez, la pulquería Las Glorias de Rentería, el Museo del Juguete Tradicional Mexicano Doctor Vicente Padilla Vázquez, el archivo Fotográfico de Tepeji del Río y la fototeca Jesús Bermúdez Villegas. De manera general, esto hemos realizado. Ahora vamos a iniciar las inscripciones del Librotón Hidalgo. Desde hace por lo menos tres años trabajamos en su organización. El proyecto se gestó en la década de 1990, y uno de sus componentes es el ciclo y taller literario que hacemos desde entonces. En el programa han participado más de un centenar de autores, entre ellos el siempre bien recordado José Emilio Pacheco.
“El Librotón 2022-2023 tiene el propósito de enlazar los esfuerzos de autores, editoriales, instituciones educativas, empresas y dependencias oficiales para fomentar la lectura en públicos de todas las edades. En la primera etapa se hizo un diagnóstico, se estudiaron las posibilidades y se diseñó una estrategia para intentar, entre el primero de enero y el 31 de diciembre 2023, publicar 365 títulos que abarquen todos los géneros literarios: narrativa, poesía, historia, biografía, teatro, correspondencia, diarios, cuentos, poesía para niños, libros de arte, libros objeto; es decir, textos plasmados en papalotes, juguetes y otros productos utilitarios.
“Actualmente, nos encontramos en la etapa de articular la estrategia, pues no se trataría de que este programa se comprometa a realizar ediciones, ya que no contamos con los recursos para hacerlo, sino de enlazar los proyectos de los autores que cuenten con libros ya terminados e inéditos, debidamente registrados; por otra parte, se registrarían editoriales privadas e independientes (pensamos de manera destacada en el Fondo de Cultura Económica, para lo cual entablaremos comunicación con Paco Ignacio Taibo II), empresas de la iniciativa privada, universidades y dependencias oficiales como la Secretaría de Cultura federal y la del estado de Hidalgo. La siguiente etapa sería iniciar este año el registro y la publicación de los primeros títulos. Se fijaría un tiraje mínimo de 500 y mil ejemplares.
“Dado que los organizadores no se comprometerían a realizar ediciones, los convenios y contratos serían directamente entre los autores y las editoriales. Los organizadores de este programa estarían exentos de efectuar cobros o pagos a los participantes.”
–Es un proyecto muy grande. ¿De dónde van a obtener los recursos?
–Para cubrir los costos de la parte operativa, principalmente con el apoyo de redes sociales y medios de comunicación impresos y electrónicos, se pretende conseguir patrocinios en las presidencias municipales, instituciones educativas, comercios y empresas; también en esta etapa inicial se pretende invitar a otras localidades, como Jilotepec y Villa del Carbón, en el estado de México.
No cabe duda, el poeta José Antonio Zambrano tiene la estatura de uno de los cuatro Atlantes de Tula que antes alcanzaban a verse desde la carretera México-Querétaro. Hombre singular, creador de instituciones, fundó y dirigió los periódicos El Sur de Hidalgo, Espacio XXI y Diálogo. Encabezó revistas como Síntesis de la Monografía de Tepeji y Tula: Historia y Actualidad, además de Hidalgo a Vuelo de pájaro. Apasionado por la cultura, su compromiso personal lo llevó a coordinar el ciclo Lectura Narrativa, Poesía y Crítica en la Voz de sus Autores, con la participación de más de 80 escritores de todo el mundo. En 1980, ganó el Premio Nacional de Cuento Infantil Juan de la Cabada con Un tesoro para dos monitos. Zambrano ahora se embarca en el Librotón Hidalgo 2022-2023, con el propósito de acercar la lectura a todos los rincones del Valle del Mezquital.