San Sebastián. El sexto largometraje de Santiago Mitre es Argentina, 1985, película que al día de hoy se ha hecho presente en importantes festivales de cine, como los de Venecia y San Sebastián. Está basada en un hecho determinante de la historia argentina: el Juicio a las Juntas, causa en la que se logró responsabilizar a los nueve militares que encabezaron la dictadura militar de 1976 por crímenes de lesa humanidad.
Debido a la delicadeza con que Mitre y su coguionista, Mariano Llinás, tenían que tratar el tema, desde su investigación≠ la cinta implicó una gran empresa. Hablaron con testigos, políticos, periodistas y muchas otras personas involucradas en el juicio. “Pero luego, cuando empezamos a escribir el guion, nos dimos cuenta del gran compromiso que representaba hacer un filme que hablase un lenguaje directo, simple y contundente, como lo hace el cine. La simpleza en el lenguaje nos pareció que era la mejor manera de comunicarse con la mayor cantidad de público posible en el país y de poder universalizar aún más la reconstrucción de este hecho”, señaló el realizador en entrevista.
Enfrentarse a un proyecto como Argentina, 1985 implicó también generar conciencia sobre lo que representó el suceso en un contexto de alta fragilidad política; el país llevaba ya 100 años alternando entre dictaduras y democracias.
“Y, a partir de este juicio se estableció una especie de consenso cívico de que la democracia es la única forma posible de gobierno para nuestro país. La decisión que se tomó era muy arriesgada políticamente. De hecho, los países de alrededor tomaron decisiones distintas para lidiar con las posdictaduras o sus transiciones democráticas. No todos enjuiciaron. Argentina lo hizo más rápido, aunque luego hubo retrocesos por ciertas circunstancias; sin embargo, este juicio fue un acto de coraje político y cívico enorme del gobierno y de la sociedad”, destacó Mitre.
Polarización
Desde el Juicio de Juntas han pasado ya casi 40 años, durante los cuales Argentina ha vivido grandes cambios. “Hay mucha gente que ya estaba empezando a olvidar los hechos, muchos adultos que nacieron después de ese proceso. Esto nos reintegra la obviedad de lo importante que es la reconstrucción de la memoria de un país para solidificar la democracia. Ahora vivimos, no sólo en Argentina, sino en el todo el mundo, una especie de vuelta a ciertas zonas del pensamiento profascista y de desprecio por la democracia. Por eso es importante que haya películas como ésta, que reafirmen la importancia de la memoria como forma de construcción de la identidad democrática de una nación”, sostuvo el director.
Para Mitre, también se trata de una advertencia ante las formas de gobernar que cuentan cada vez con mayor presencia en el Cono Sur. “Es dramática y preocupante esta polarización que se está viviendo en Latinoamérica y en el mundo, donde hay tantos movimientos profascistas que empiezan a despreciar los valores de la democracia. En ese sentido, la cinta se vuelve muy actual”.
El cineasta recordó que en su país la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner sufrió un intento de homicidio, “que nunca pensamos sucedería y que le da una actualidad al filme mucho más grande de lo que imaginábamos. Ese ‘nunca más’ del fiscal Strassera (en la piel de Ricardo Darín) era un nunca más a la violencia como forma de resolver conflictos políticos. No nos gustó lo que sucedió”, reprochó.
Así, esos puntos en común vuelven a Argentina, 1985 “tal vez en un hecho cinematográfico que va a hacer reflexionar a la sociedad y a la clase política sobre la importancia de defender los valores democráticos y la importancia de la justicia”, destacó.