Nueva York. “Crisis” es la palabra más repetida al arrancar el debate general de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el desfile anual de oradores políticos más grande del mundo a lo largo de una semana, quienes confirman que el planeta está al borde de múltiples catástrofes internacionales entre guerras, pandemias y cambio climático, o sea, todo para lo que esta organización y su orden mundial fue construida para evitar.
El secretario general Antonio Guterres abrió el 77 periodo de sesiones declarando que “se avecina un invierno de descontento a escala mundial. La crisis del costo de la vida está haciendo estragos, la confianza se desmorona, las desigualdades se disparan, nuestro planeta está ardiendo… y los más vulnerables son los que llevan la peor parte”, al resumir el estado del mundo.
Ante ello, afirmó: “la Carta de Naciones Unidas y los ideales que representa están en peligro. Tenemos el deber de actuar. Y, sin embargo, estamos bloqueados en una disfunción global de proporciones colosales. La comunidad internacional no está preparada, o no está dispuesta a afrontar los retos de nuestra época… Esas crisis amenazan el futuro mismo de la humanidad y el destino de nuestro planeta”.
Enumeró como ejemplos de la crisis planetaria la guerra de Ucrania y otros conflictos bélicos, la emergencia climática, la creciente desigualdad entre los países del norte y del sur, el discurso de odio, la desinformación a través de medios sociales, y advirtió que “las divisiones geopolíticas” están minando la labor de la ONU y el derecho internacional.
Ante todo esto, dijo, “necesitamos una coalición del mundo” para abordar tres grandes desafíos: alcanzar y sostener la paz, la defensa de los derechos humanos y “nuestra guerra suicida contra la naturaleza”. Subrayó que la crisis climática “es el problema que define nuestra época” y que es “un paradigma de la injusticia moral y económica”. (https://gadebate.un.org/sites/default/files/gastatements/77/unsg_es.pdf).
En este foro, varios de los oradores de países desarrollados se enfocan en la defensa de lo que llaman un orden mundial bajo la ley internacional, al elevar como el tema dominante la guerra entre Rusia y Ucrania. Emmanuel Macron, presidente de Francia, denunció: “Rusia rompió nuestra seguridad colectiva” con un acto de “imperialismo” que está “minando nuestro único orden mundial posible”, mensaje que será repetido por otros líderes esta semana, incluido Joe Biden, quien hoy tendrá su participación.
Pero para los del llamado sur global, el tema prioritario son las graves injusticias del actual “orden mundial” y las consecuencias generadas por la geopolítica de los principales poderes, por lo cual llaman por un cambio estructural.
Gustavo Petro, presidente de Colombia, en su debut ante este foro de la comunidad mundial, ofreció el discurso más lírico y furioso del día, en el cual convocó a la comunidad internacional a abandonar su adicción al “poder irracional”, al dinero y a los combustibles fósiles para salvar al planeta.
“Vengo de uno de los tres países más bellos de la Tierra. Ahí hay una explosión de vida… Vengo de la tierra de las mariposas amarillas y de la magia. Ahí en las montañas y valles de todos los verdes, no sólo bajan las aguas abundantes, bajan también los torrentes de la sangre. Vengo de un país de belleza ensangrentada”, indicó.
Acusó las “fracasadas” guerras contra las drogas y contra la naturaleza por tanta sangre. “Por destruir o poseer la hoja de la coca muere un millón de latinoamericanos asesinados y encarcelan a 2 millones de afros en América del Norte”, y por ello “les demando desde aquí, desde mi Latinoamérica herida, acabar con la irracional guerra contra las drogas.
Los presidentes de Colombia, Gustavo Petro (izq.) y de Francia, Emmanuel Macron, ayer durante su participación en la Asamblea General de la ONU. Fotos Afp.
“Mientras dejan quemar las selvas… nos piden más y más carbón, más y más petróleo para calmar la otra adicción: la del consumo, la del poder, la del dinero”, agregó. Declaró que “el desastre climático no lo produce el planeta, lo produce el capital”.
Subrayó que detrás de la adicciones a la droga y los hidrocarburos “está la verdadera adicción de esta fase de la historia humana: la adicción al poder irracional, a la ganancia y el dinero”.
Vinculó el fenómeno de la migración a estas guerras, señalando que la gente “llena de hambre y sed” migra al norte donde “ustedes los encierran, construyen muros, los expulsan… ¿Acaso no ven que la solución al gran éxodo desatado sobre sus país es volver a que el agua llene los ríos y los campos se llenen de nutrientes”.
Petro concluyó: “sólo en paz podremos salvar la vida en esta nuestra tierra. No hay paz total sin justicia social, económica y ambiental”. (https://gadebate.un.org/sites/default/files/gastatements/77/co_es.pdf).
La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, resaltó que representa “el primer gobierno electo democráticamente, después de transitar 13 años de dictadura”, pero advirtió que la democracia electoral no es suficiente en su país devastado por políticas que han empeorado la pobreza y la miseria y llevado a un éxodo de sus ciudadanos “en un mundo que hoy vive bajo la dictadura monetaria”.
Denunció que “las naciones industrializadas del mundo son las responsables por el grave deterioro del ambiente, pero nos hacen pagar a nosotros por su oneroso estilo de vida, sumirnos en sus planes y en una crisis sin fin”, y destacó que “Honduras sólo tendrá futuro si da pasos en firme para el desmontaje de la dictadura económica neoliberal”.
Concluyó: “nos resulta inaceptable este orden mundial arbitrario, en el que existen países de tercera y de cuarta categoría, mientras los que se creen civilizados no se cansan de hacer invasiones, guerras, especulaciones financieras y crucificarnos con su inflación una y otra vez.
“Tomo esta tribuna para exigir que se nos respete, queremos vivir en paz. No sigan tratando de desestabilizar a Honduras, dejen de dictarnos sus medidas o de hacernos escoger con quiénes debemos relacionarnos.”
Otros líderes latinoamericanos progresistas –entre ellos los de Argentina, Chile y Perú– enfatizaron como prioridades la defensa de la democracia en sus países, la injusticia económica internacional, incluyendo la deuda, y la responsabilidad por el cambio climático de los países avanzados. Luis Alberto Arce, de Bolivia, fue claro al atribuir la responsabilidad por el desaste actual: “hoy nos encontramos frente a una crisis capitalista múltiple y sistemática que pone cada vez más en riesgo la vida de la humanidad y del planeta”, y llamó a cambiar ese sistema y a “la construcción de un nuevo orden mundial” bajo el lema de “otro mundo es posible”.
Por su parte, Jair Bolsonaro, mandatario de Brasil, ofreció un gran autoelogio de su labor usando a la ONU para su campaña de relección, donde definió a su país como “un pueblo que cree en Dios, la nación, la familia y la libertad”.
En este primer día, y se prevé lo mismo el resto de la semana, ni un solo líder se proclamó a favor de las guerras, de la destrucción ambiental del planeta, de la injusticia, sino todo lo contrario: cada uno elogió los principios de la ONU y llamó a que todos los demás cumplan con sus objetivos. Por lo tanto, dejaron en misterio por qué el mundo está como está, si es que aquí hay un consenso por la paz, los derechos humanos, por la protección del medio ambiente, la educación y la salud universal.