A pregunta expresa durante su conferencia, el presidente Andrés Manuel López Obrador descartó la posible repatriación de Porfirio Díaz. Manifestó su respeto por los difuntos, pidiendo dejarlos descansar donde están porque pretender algunas acciones después de muchos años sólo genera polémica que, para el caso de Díaz, oscilaría entre su papel en la defensa de territorio nacional frente a la invasión francesa y el “mátalos en caliente” que practicó, según dijo.
Esa alusión histórica le dio pauta para repasar la historia y reivindicar, por enésima vez, a los héroes patrios a los que admira, con especial énfasis en el cura Miguel Hidalgo: “¿Qué se le puede reprochar a Hidalgo? Es lo más cercano a un santo, padre de nuestra patria”. Elogió también a José María Morelos, a Benito Juárez, a Francisco I. Madero, al general Lázaro Cárdenas.
Reconoció que en muchos casos incurrieron en errores, aunque justificó que las circunstancias del tiempo en que vivieron precipitaron esos yerros.
Por otro lado, sin mediar pregunta, abordó las descalificaciones a su salud que circularon en redes sociales el fin de semana e irónico soltó: “Estaba yo leyendo y algunos casi poniéndole ahí: ‘Ayúdanos, Diosito’. ¿Cómo van a la iglesia y a los templos? ¿Qué, no nos enseñaron que no debemos desearle la muerte a nadie? ¿Dónde está el humanismo? Se eclipsa por el fanatismo, lo ideológico, lo dogmático, por el odio”.