La casa de subastas inglesa Woolley & Wallis reiniciará mañana la temporada de venta de patrimonio arqueológico en Europa. La puja está encabezada por dos piezas vinculadas con México, cuya estimación individual está entre 15 mil y 20 mil libras esterlinas (entre 346 mil y 460 mil pesos, aproximadamente).
La venta Artes de África, Oceanía y las Américas reúne 580 lotes en Salisbury, con unos 64 originados en nuestro país, además de objetos de Perú, Costa Rica y otros países latinoamericanos y cientos de África, Oceanía y Norteamérica.
En suma, la firma espera reunir entre un millón y medio y 2 millones de pesos con el patrimonio que describe como creado en México.
Las dos piezas con los precios de salida más altos provienen de la cultura mezcala, asentada en el sur de lo que hoy es nuestro país. Dos tallas en piedra serpentina verde. Una es una máscara, según la subastadora fechada alrededor de 700 antes de nuestra era y 300 de nuestra época. La segunda es una figura de astrónomo sentado.
En esta subasta, una parte de los objetos provienen de la colección de la artista suiza Romy Rey. En fecha próxima se desarrollará otra con el mismo origen. La firma inglesa destaca a la “coleccionista con un amplio interés, principalmente en las artes de África y América. Figuras y máscaras de diferentes tribus africanas, que destacan sus características distintivas, su poder y su encanto”.
Romy ha desarrollado cuadros con una reinterpretación de los paisajes que ha visto en sus extensos viajes; algunos representan elementos familiares en escalas y combinaciones variables o transforman artículos antiguos o tribales en escenarios imaginarios.
Su obra se divide en las categorías Antigua y tribal, Geométrica, Paisajes de ensueño y Paisajes. Se halla en colecciones privadas de Reino Unido, Suiza, Francia, Alemania, México y Brasil.
Woolley & Wallis consigna en su página web que la subasta se trata de “una amplia selección de cerámica precolombina, piedra y madera, maravillosa visión de las culturas de Mesoamérica, con piezas que datan de 3 mil años de antigüedad y el encantador trabajo de los alfareros de Nazca de Perú”.
La oferta de esta ocasión incluye parte de la colección textil Virginia Bond Korda, con creaciones tradicionales de África, Indonesia, India, Tailandia, Laos y Perú, así co-mo una interesante figura moai de las islas de Pascua, un taburete de las islas Cook y un bowai (arma similar a un bastón) de Fiji.
El historiador y arqueólogo Daniel Salinas Córdova comenta a este diario que las piezas “van desde estucos mayas y personajes de estilo Nayarit, hasta máscaras teotihuacanas y figuras zapotecas. Del resto de América hay vasijas moche y nazca de Perú, figurillas quimbaya de Colombia, pendientes de la Vertiente Atlántica de Costa Rica, entre muchas otras piezas de diversas culturas indígenas precoloniales”.
Menciona que “estas ventas son problemáticas, pues seguido las piezas ofertadas no cuentan con una procedencia clara; es decir, no se sabe cuándo ni en qué condiciones salieron de sus lugares de origen. Por ejemplo, en esta subasta, las primeras fechas que se mencionan de muchas piezas se hallan en las décadas 80 y 90 del siglo XX o después, o sólo se menciona que provienen de una colección específica, sin más cronología”.
Recuerda que “numerosos gobiernos latinoamericanos, como el mexicano, peruano o guatemalteco, han alzado la voz, denunciando estas subastas y exigiendo que se pare la comercialización de su patrimonio en el extranjero y que se devuelvan las piezas. El caso mexicano es emblemático, cuyas autoridades lanzaron en noviembre de 2021 la campaña #MiPatrimonioNoSeVende, con logros no despreciables”.