No podía esperarse otra cosa del régimen de Kiev, salvo una muestra adicional de su cretinismo, pues ha calificado de “prorruso” el plan que presentará México ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), que subraya la importancia de “detener la guerra en Ucrania y lograr hacia adelante una tregua de cuanto menos cinco años en favor de la paz entre todas las naciones, para dedicar todo ese tiempo a enfrentar los grandes y graves problemas económicos y sociales que aquejan y atormentan a los pueblos del mundo”.
El mandatario mexicano hizo pública la posición de su gobierno el sábado anterior, cuando recalcó que “más reprobable aún es el proceder de las grandes potencias que, de manera explícita o silenciosa, se posicionan ante el conflicto sólo para servir a sus intereses hegemónicos. Por eso, no puede evitarse la sospecha de que, aunque parezca perverso e increíble, esta guerra, como muchas otras, está siendo azuzada por los intereses de la industria bélica”.
Pero Kiev, en donde la industria de la televisión de entretenimiento devino en poder político, asegura, por medio de Mijail Podolyak (un oscuro “periodista” que “asesora” a Vladimir Zelensky), que la propuesta mexicana es “un plan ruso”, que pretende, dice, “mantener a millones de personas bajo ocupación, aumentar el número de entierros masivos y dar tiempo a Rusia para renovar las reservas antes de la próxima ofensiva; los ‘pacificadores’ que utilizan la guerra como tema para sus propias relaciones públicas sólo causan sorpresa”. Pero no hay que sorprenderse, pues el cretinismo ha sido la divisa del payasito de la tele, ahora presidente ucranio.
López Obrador reaccionó a esos comentarios y puntualizó que el objetivo de su propuesta es “tratar de salvar vidas y evitar el sufrimiento humano en esos países”, pero reconoció que “muchos no la conocen y otros la desechan debido a sectarismos o intereses de élite”. Y como lo señaló el sábado anterior, en el conflicto de Ucrania como en tantos otros “las potencias globales sólo han buscado mantener su hegemonía, lo que es más reprobable”.
Se trata de un asunto de hegemonía, sí, pero de la mano va un jugosísimo negocio para la industria bélica valuado en centenas de miles de millones de dólares, que induce guerras para aumentar sus de por sí voluminosas ganancias, con Estados Unidos a la cabeza (el mercado negro de armamento se cocina aparte).
La política, dice López Obrador, “es el único instrumento que tenemos para evitar la guerra”, pero “grupos de interés, situados en posiciones de poder gubernamental o económico, se esmeran en conducir la política hacia el conflicto armado. Y una vez cometido este error, en lugar de enmendarlo, optan por profundizarlo sin que les importe el sufrimiento que infringen a la humanidad ni el daño que causan a la estabilidad de las naciones y al bienestar de las sociedades”.
Pero Washington sólo entiende de hegemonía y negocio, y como muestra la estadística del Instituto Internacional de Investigación por la Paz de Estocolmo: únicamente en 2020 (dos años antes de la guerra en Ucrania) los cinco principales consorcios bélicos de ese país registraron ventas por 183 mil 380 millones de dólares, monto equivalente a 1.5 veces el producto interno bruto del país que dirige un cómico de la televisión.
Si se suman las ventas registradas en 2019 por esos cinco corporativos estadunidenses (178 mil 951 millones de dólares), entonces el monto bianual equivale a casi tres veces el PIB de Ucrania a la que tanto dicen “defender”, pero ahora con la guerra a esa nación europea le venden todo tipo de armamento, sólo para incrementar su de por sí voluminosa deuda. Tres en uno: Estados Unidos afianza su hegemonía en la zona, hace jugosísimo negocio con la “protección” y dobla financieramente al país que “beneficia”. Redondo.
De acuerdo con el citado instituto, 40 por ciento de las ventas “legales” de armamento corresponde a Estados Unidos, mientras sus aliados europeos aportan alrededor de 20 por ciento. A nivel internacional, de las 100 principales empresas fabricantes de armamento, 45 son estadunidenses.
Pero allá en el gobierno de la televisión aseguran que la propuesta mexicana es “prorrusa”.
Las rebanadas del pastel
A Alfonso Durazo le faltará tiempo para atender sus obligaciones: mandatario de Sonora, coordinador de Litio MX, publirrelacionista de Grupo México y ahora presidente del Consejo Nacional de Morena… Un fuerte abrazo, con pastel incluido, para la más bella del periodismo, La Jornada, que hoy cumple sus primeros 38 años de vida. ¡Salud!