Las elecciones del próximo 2 de octubre en Brasil son tal vez las más importantes celebradas en ese país. Lo que está en juego es si vuelve Lula a la presidencia con un programa popular, progresista y de salvación nacional, o el país continúa en la deriva neofascista y ultraneoliberal con Bolsonaro al frente, en la que el gobierno está al servicio del capital financiero, entrega todo el patrimonio público al capital privado e impulsa el hambre, el desempleo, la violencia y la ecocida destrucción de lo poco que queda de la selva amazónica. Es evidente que la victoria de Lula tendría una muy positiva repercusión para el campo popular en la región, para la unidad e integración de América Latina y el Caribe y para la paz mundial.
Una consulta de la encuestadora Datafolha, considerada la más confiable de Brasil, que se dio a conocer el jueves pasado, informa que Lula conserva una sólida ventaja sobre Bolsonaro (https://bit.ly/3QWv1lU). El ex sindicalista tiene 45 puntos de aceptación contra 33 del mandatario ultraderechista y le ha arrebatado 6 puntos en el voto de los evangélicos, su principal sostén. En una eventual segunda vuelta Lula ganaría con 54 por ciento, un punto más que en la encuesta anterior, contra 38 de Bolsonaro. Lula va al frente entre los pobres y domina en el nordeste y en los estados de San Paulo, Minas Gerais y Río de Janeiro, los más poblados del país. Los números también apuntan que tiene una intención de voto superior a la de los demás candidatos juntos, lo que le daría más de la mitad de los votos válidos.
De confirmarse estos datos, puede ser elegido en la primera vuelta. En Brasil, se gana la primera vuelta con 50 por ciento más uno de los votos válidos. Para Lula sería muy importante lograr la victoria sin tener que ir a un segundo turno no sólo por su valor simbólico, sino también por las constantes señales que ha dado Bolsonaro contra una supuesta no confiabilidad del sistema electrónico de conteo electoral y sus ataques verbales al tribunal electoral y a la propia Datfolha, algunos de cuyos encuestadores han sido agredidos por bolsonaristas. Alejaría también cualquier sueño golpista del ultraderechista y de sus milicias armadas.
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