Muchos o pocos, dos fueron los años en que la Plaza de la Constitución, igual que otros cientos de espacios públicos en el país, se viera privada de la celebración patria más importante del calendario. La pandemia, la vacunación y la recuperación de la vida pública han sido los sucesos necesarios para que la noche de este 15 de septiembre fuera distinta. En el Zócalo, el presidente Andrés Manuel López Obrador apareció para dar el Grito; para el festejo lo acompañaron Los Tigres del Norte, agrupación que mantuvo durante más de tres horas los ánimos elevados con su música.
En la verbena popular en el Zócalo de la Ciudad de México había mexicanos de todos los estados del país. En la plaza, además de banderas y accesorios tricolores, se leían carteles que anunciaban la procedencia de los grupos: Zacatecas, Veracruz, Oaxaca, Guanajuato o Tamaulipas. Por todas partes adonde se mirara, el espíritu patrio era visible. Varias veces, previo al concierto, se escuchó Cielito lindo, así como porras en apoyo al Presidente.
La combinación de todo eso dio como resultado que 140 mil de personas acudieron a la plancha del Zócalo capitalino. A unos minutos de las nueve de la noche, la banda de Mocorito hizo su aparición sobre el escenario. Pronto habían sonado ya temas como Jefe de jefes, La manzanita, Contrabando y traición, Mi buena suerte y Tumba falsa, algunas de las cuales probablemente sonaron a petición del Presidente, según él mismo había revelado previamente.
Los Tigres volvieron al escenario después de las 11 de la noche, ya que el mandatario mexicano había concluido la ceremonia patria. La primera canción, capaz de devolver con tan sólo unas notas del acordeón el ambiente festivo, era una de las dos que la banda dedicó al presidente. Somos más americanos, sobre la migración y el papel de los migrantes en Estados Unidos; y América, que exalta el orgullo de pertenecer a una identidad hecha de mezclas, que también se tocaron a nombre de López Obrador.
Los festejos patrios también se dieron en varios otros puntos de la capital mexicana. En la alcaldía Coyoacán, la afamada agrupación de cumbia Los Ángeles Azules deleitó a quienes acudieron a la Alameda Sur; mientras que el grupo Merenglass hizo lo propio en el Jardín Hidalgo. En Benito Juárez la celebración estuvo a cargo de La Sonora Santanera y Río Roma, quienes se presentaron en la explanada de la demarcación.
Música de todo tipo sonó también en la Magdalena Contreras, donde estuvieron El Mimoso, Grupo Niche y Los Cadetes de Linares; a la explanada de la alcaldía Venustiano Carranza acudieron Moderatto, Adán Romero, Caló y El Mimoso; y a Tlalpan acudieron Toño Lizárraga, el Mariachi del Divo Alma de Juárez y La Típica. Por toda la ciudad la gente bailaba, comía y bebía para celebrar la independencia mexicana.
En la demarcación más poblada de la Ciudad de México, Iztapalapa, tocaron el Grupo Niche, Grupo Kien, el Bebeto y Marisol Terrazas; y en la Miguel Hidalgo El Bebeto, La Sonora Dinamita y Érick Zepeda. La fiesta también se llevó a cabo en varios municipios aledaños. En Nezahualcóyotl la música que sonó fue la de Lupita la del Barrio y Lupillo Rivera, y en Huixquilucan, Alicia Villareal.
En Ecatepec, ante más de 10 mil personas, el grupo de rock La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio ofreció un concierto en la explanada municipal. El lugar inmediatamente vibró y se convirtió en una pista de baile al momento que la banda comenzó su concierto con los acordes de Solín para seguir con Ya lo pasado pasado y Quinto patio dka.
Antes de cantar Pata de perro, el vocalista Roco se refirió a los tiempos difíciles enfrentados en los dos pasados años con la pandemia.“En estos tiempos de gran cambio de todos nosotros, es por primera vez que nos sucede una situación de enfermedad que a todo el mundo nos hace encerrarnos. Eso es por si a alguien le quedaba duda de que estamos interconectados y de lo que sucede aquí afecta a la gente del otro lado del planeta, ahora si ya no hay duda hermanos”, estableció.La Maldita Vecindad cerró con una versión de Kumbala, mezclada con la La boa.
Los dos años de interrupción no bastaron para que lo mexicano se viera reducido, por el contrario, el ánimo vivido en los festejos patrios, que no sólo en la capital mexicana se llevaron a cabo, es una muestra de cómo el país tiene todavía motivos parar celebrar, gritando con fuerza: ¡Viva México!
(Con información de Javier Salinas C.)