El Programa Microcréditos para el Bienestar se constituyó en “un instrumento importante para contrarrestar los posibles efectos ocasionados en la economía de los hogares, al respaldar la generación de capacidades productivas y la creación de empleo y autoempleo de los grupos más vulnerables en municipios y localidades con media, alta y muy alta marginación y altos índices de violencia”.
Esa es una de las conclusiones que arrojó el Estudio exploratorio de resultados del programa Microcréditos para el Bienestar 2019-2020, elaborado por la Secretaría de Economía, en el cual el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) brindó acompañamiento técnico.
El análisis del esquema que busca “fortalecer la actividad económica y el desarrollo del empleo regional y local mediante el apoyo a micronegocios que no han tenido acceso a los servicios financieros”, develó que “nueve de cada 10 beneficiarios” utilizaron el microcrédito para “resurtir mercancías o materias primas”.
Agrega que los micronegocios beneficiados por el esquema presentan un mejor desempeño, medido a través de las ganancias reportadas por dichos establecimientos. “Se identificó que los micronegocios beneficiarios tienen, al menos, 11 por ciento más de ganancias mensuales en promedio respecto a los no beneficiarios”.
También se reconoce la priorización del programa en la atención a mujeres, pues alrededor de 70 por ciento de los beneficiarios incluidos en el estudio son mujeres propietarias de micronegocios. “No obstante, se identificó una brecha de género en el desempeño. Los resultados apuntaron a que las mujeres, en promedio, presentan menores ganancias que los hombres”.
Microcréditos para el Bienestar fue operado entre 2019 y 2020 por la Secretaría de Economía y resectorizado desde 2021 a la Secretaría de Bienestar.