Ereván. Casi un centenar de militares azerbaiyanos y armenios murieron en los combates más violentos registrados desde la guerra que libraron en 2020, informaron ayer autoridades de ambas ex repúbicas soviéticas por separado, lo que llevó a la Organización de Naciones Unidas y la Unión Europea a pedir “prudencia” y una solución pacífica al conflicto.
La Defensa de Azerbaiyán indicó que 50 de sus militares “murieron tras una provocación armenia de gran alcance” en la frontera entre ambos países, mientras el premier de Armenia, Nikol Pashinyan, anunció ante su Parlamento: “por el momento tenemos 49 muertos y, lamentablemente, no es la cifra definitiva”.
Ambos países del Cáucaso se acusaron mutuamente de haber iniciado las hostilidades.
Aunque Rusia anunció un alto el fuego y pidió a las partes “no empeorar la situación”, Azerbaiyán acusó por la tarde a Armenia de haberlo violado. El ministerio armenio de Defensa, en tanto, indicó que “a pesar de una fuerte disminución de la intensidad de los bombardeos, el enemigo continúa en su intento de avanzar”.
Los dos países se enfrentan desde hace décadas por el conflicto de Nagorno-Karabaj, que forma parte de Azerbaiyán pero está bajo el control de fuerzas étnicas respaldadas por Armenia desde que terminó la guerra separatista en 1994. Azerbaiyán recuperó el control de gran parte del territorio en 2020, durante una guerra de seis semanas que dejó más de 6 mil muertos y terminó con un acuerdo de paz mediado por Rusia.
Moscú ha tratado de mantener lazos amistosos con ambas naciones ex soviéticas. El presidente ruso, Vladímir Putin, llamó a la “prudencia”.