Ciudad de México. El subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio González, rechaza las críticas que se han vertido sobre el paquete económico 2023, que ha sido tildado de optimista y de concentrar los recursos de inversión en proyectos de infraestructura que, aun concluidos, por lo menos en este sexenio recibirán subsidios para su operación.
Considera que si bien puede haber “desviaciones mínimas” en las proyecciones entregadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a la Cámara de Diputados, la base con la que se formuló el paquete económico “es muy conservadora, muy prudente, muy realista”, al tiempo que busca anclar las expectativas de inflación para el siguiente año. Tema en el que, asegura, también se ha ayudado con las medidas desplegadas por el gobierno federal, las cuales han evitado una tasa de interés 3 puntos porcentuales más alta de su nivel actual.
En respuesta a las proyecciones del mercado que anticipan un crecimiento de menos de la mitad de lo publicado por el gobierno federal e inflación más alta, Yorio revira que es “simplista” considerar que el avance del producto interno bruto (PIB) es el único indicador que incide en el presupuesto. Agrega que a diferencia de las casas de bolsa, en Hacienda “no estamos en la carrera de los pronósticos, más bien canalizamos las coyunturas económicas para tener la base de formulación más realista y más conservadora”.
Creció la base tributaria
Sostiene que parte del crecimiento estimado por Hacienda para el próximo año se explica por una producción industrial fuerte en Estados Unidos, “la variable que más está vinculada con la economía mexicana” y que todavía se mantiene por arriba de 4 por ciento, una tasa que duplica la expansión de ese país. Además, si bien existe el riesgo de una desaceleración en la actividad del principal socio comercial de México, “de ninguna manera se observa o hay evidencia todavía” de que esté entrando en recesión.
En entrevista con La Jornada, Yorio González refiere que lo mismo sucede con los ingresos propuestos. Además de que están impulsados por la inflación, su crecimiento real también se debe a que la “base de recaudación ya no está siendo erosionada”. Asegura que ésta pasó de 12.8 por ciento del PIB a casi 14.7 por ciento –en una economía más pequeña que antes de la pandemia. “Son casi dos puntos porcentuales que se incrementó la base tributaria. Ese efecto ya es permanente y se quedó para el programa económico 2023”.
Si bien uno de los rubros que más se disparó en el gasto del próximo año es el costo financiero de la deuda, 29.9 por ciento en un contexto de alzas en las tasas de interés y un encarecimiento marcado por el lado de la deuda interna, el subsecretario de Hacienda descarta un ajuste en la política de la actual administración, que consiste en mantener el saldo del endeudamiento en un nivel fijo como proporción del PIB, al tiempo que se busca reducir las obligaciones en mercados internacionales.
“La deuda está controlada y estabilizada si analizamos la dinámica de endeudamiento (…) El saldo real de la deuda se ha incrementado 11 o 10 por ciento, cuando en administraciones anteriores se incrementó a casi 44, 50 por ciento (…) Rompimos con una tendencia acelerada de incremento de la deuda que venía de administraciones anteriores y ahora es plana.”
Agrega que, además de los refinanciamientos, las medidas que se han venido instrumentado a través del Paquete contra la Inflación y la Carestía evitaron que las tasas de interés subieran 3 puntos porcentuales, lo que implica un ahorro de hasta 100 mil millones de pesos en el costo financiero de la deuda. Si bien, habrá incrementos en los intereses porque la política monetaria sigue avanzando, “si no hubiéramos hecho esto, estaríamos pagando muchísimo más”.
Los pasivos se mantienen como proporción del PIB
El costo financiero de la deuda también será una variable en la reconstrucción de los colchones financieros que tienen las finanzas públicas, explica. Como parte del paquete económico 2023 se está pidiendo al Congreso modernizar las reglas para ingresar recursos al Fondo de Estabilización de los Ingresos Públicos (FEIP). “Meterle dinero al fondo es muy difícil, pero para utilizarlo la regla es muy clara y es cuando los ingresos están por debajo de lo programado”.
Por ello se pedirá que, además de nutrirse de los ingresos excedentes respecto a lo autorizado por el Congreso, donde el FEIP es la cuarta prioridad, también entren los ahorros de lo presupuestado en el costo financiero de la deuda y otros activos financieros que ayuden a fortalecer la posición del fondo, pero también puedan hacerse líquidos.
Por último, Yorio defiende la rentabilidad de los grandes proyectos de infraestructura de la actual administración y su centralidad en el presupuesto del próximo año.
“Estamos entrando a la fase en la que se van a entregar las obras (…) a consolidar estos proyectos emblemáticos de la administración. Todas esas inversiones son rentables porque van a conectar al sureste con el resto de la República en términos de productividad, crecimiento, facilitación del comercio y movilidad”, recalca al referirse al Tren Maya y al Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
Sin tiempo para extenderse sobre los recursos para el retiro y el peso que implican en el gasto, Yorio considera que el gobierno actual “ya hizo una de las más grandes reformas de pensiones”, que implica aumentar el saldo en el Sistema de Ahorro para el Retiro de 14 por ciento del PIB a 40 en los siguiente 10 años. “Es un gran legado que deja esta administración”. Cualquier reforma tendrá que ver si existen “ventanas de oportunidad”, si no las hay, quedará como un tema para el siguiente sexenio, concluye.