La industria nacional de fertilizantes fue desmantelada por la política privatizadora del salinato, que benefició a dos barones (Alonso Ancira y Fabio Covarrubias) quienes la destrozaron sólo para “regresarla” al Estado, por medio de operaciones fraudulentas en el sexenio de Enrique Peña Nieto. El resultado fue más que dañino para el país: de la autosuficiencia, pasó a ser importador neto de esa producción y la del campo nacional fue en picada.
Por ello, una meta del gobierno federal es recuperar y fortalecer a la industria de fertilizantes para que los productores del campo incrementen sus cosechas (en especial alimentos de consumo popular, con el maíz en primer lugar), de tal suerte que se ha comprometido a aumentar la dotación de estos productos, mediante la rehabilitación y fortalecimiento de las plantas que la administración anterior “recompró” a precio inflado a Covarrubias y Alonso.
Así, ha logrado aumentar la producción nacional de fertilizantes así como la exportación, lo que se traduce en una mejoría financiera de las empresas “recompradas” (Agronitrogenados y Fertinal) y el consecuente aumento de ingresos y márgenes de ganancia.
Sin embargo, dichos resultados positivos contrastan con el incumplimiento del contrato colectivo de trabajo (CCT) que Pemex Fertilizantes (ahora integrado a Pemex Transformación Industrial) tiene con el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares, en concreto con su sección 274 con sede en Lázaro Cárdenas, Michoacán, que el 26 de agosto pasado estalló la huelga en la empresa por falta de acuerdos en el reparto de utilidades, violaciones al CCT y pésimas condiciones de seguridad para los trabajadores (“parece que estamos en Chernobyl”, aseguran algunos de ellos). El 5 de septiembre, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje la declaró inexistente, pero la organización obrera se amparó y logró la suspensión provisional, por lo que el paro de labores se mantiene.
Los integrantes de la sección 274 del sindicato minero que preside Napoleón Gómez Urrutia indican que, a pesar de las pésimas condiciones laborales, “hemos superado las metas de producción” fijadas por la empresa en la planta de Lázaro Cárdenas, y califican de “falsa e injusta” la versión de los directivos de que “no hay utilidades” para repartir, por tratarse de “una empresa sin ganancias, pues se dedica exclusivamente a apoyar programas sociales”.
El líder nacional de los mineros, también senador de la República, detalla que el reparto de utilidades, además de ser posible, es un tema importante, pero también lo son las violaciones al CCT, de tal suerte que la decisión de iniciar la huelga “se tomó, no por mayoría, sino por unanimidad de los mil 200 sindicalizados”, que “se juegan la vida todos los días”, dadas las pésimas condiciones de seguridad e higiene. “Reconocemos y apoyamos el papel de interés social que tiene Fertinal, pero la ley establece un pago hasta de 90 días cuando no se tienen utilidades, en compensación al esfuerzo de todo el año, y los trabajadores han mejorado la productividad, han incrementado los niveles de producción considerablemente en estos últimos años y no han bajado el ritmo a pesar de estar expuestos a un accidente o una tragedia.”
La Sección 274 del sindicato que preside Gómez Urrutia informó que la planta de Lázaro Cárdenas produce fertilizante que se exporta a España, Brasil, Chile, Australia, Estados Unidos, Guatemala, Ecuador y Rumania. Detalló que sólo en 2021 se vendieron más de 647 mil toneladas de fosfato monoamónico, independiente de lo entregado en el mercado interno.
Además, produce explosivos de alta y baja densidad que se distribuyen a empresas mineras del país “para realizar voladuras” (300 mil toneladas en 2021); ácidos nítrico y fosfórico (150 mil y 40 mil toneladas, respectivamente); amoniaco (151 mil toneladas) y mucho más, por lo que “pedimos una auditoría interna a fondo al corporativo Agroindustrias del Balsas, pues el presidente López Obrador no tiene información correcta sobre lo que esta empresa produce y de lo que vende fuera y dentro del país”.
Las rebanadas del pastel
Quienes endeudaron hasta la coronilla al país ahora se muestran críticos por el costo financiero de ese débito, que incluye el Fobaproa y todo tipo de “rescates” privados. Por ello, el presidente López Obrador revira: “¿ya se les olvidó ese compromiso”?
