Washington. El telescopio espacial James Webb captó las primeras imágenes de la nebulosa de Orión, las cuales dejaron a los astrónomos “impresionados”, reveló ayer un equipo de investigación internacional.
Se trata de una pared de polvo y gas denso semejante a una enorme criatura alada, con sus fauces iluminadas por una estrella brillante mientras se eleva a través de filamentos cósmicos.
La nebulosa está situada en la constelación de Orión, a mil 350 años luz de la Tierra, en un entorno similar al de nacimiento de nuestro propio sistema solar hace más de 4 mil 500 millones de años.
Los astrónomos están interesados en la región para comprender mejor lo que sucedió durante el primer millón de años de nuestra evolución planetaria.
Las imágenes se obtuvieron como parte del programa Ciencia de Salida Temprana e involucraron a más de cien científicos en 18 países, con instituciones que incluyen el Centro Nacional Francés para la Investigación Científica, así como las universidades del Oeste de Canadá y de Michigan.
“Estamos sorprendidos por las impresionantes imágenes de la nebulosa de Orión”, señaló Els Peeters, astrofísico de la Universidad Oeste, en un comunicado.
“Estas nuevas observaciones permiten comprender mejor cómo las estrellas masivas transforman la nube de gas y polvo a partir de la cual nacen”, agregó.
Las nebulosas suelen estar oscurecidas por grandes cantidades de polvo que era imposible observar con telescopios de luz visible, como el Hubble, predecesor del James Webb. Sin embargo, este último opera principalmente en el espectro infrarrojo, que sí penetra el polvo.
Esto permitió develar varias estructuras espectaculares, hasta a una distancia de 40 unidades astronómicas o del tamaño de nuestro sistema solar.
Allí se incluyen densos filamentos de materia, que podrían generar nuevas generaciones de estrellas, así como sistemas que consisten en una protoestrella central rodeada por un disco de polvo y gas en el que se forman los planetas.
“Esperamos comprender mejor el ciclo completo del nacimiento de las estrellas”, explicó Edwin Bergin, presidente de astronomía de la Universidad de Michigan y miembro del equipo internacional de investigación.
“En la imagen, observamos este ciclo en el que la primera generación de estrellas irradia el material para la próxima generación. Las increíbles estructuras que observamos detallarán cómo se produce el ciclo de retroalimentación del nacimiento estelar en nuestra galaxia y más allá”.
James Webb es el telescopio espacial más potente jamás construido, con un espejo primario de 6.5 metros compuesto por 18 segmentos hexagonales recubiertos de oro y un parasol de cinco capas del tamaño de una cancha de tenis.
“Las estrellas jóvenes masivas emiten grandes cantidades de radiación ultravioleta de forma directa a la nube nativa que todavía las rodea, y esto cambia la forma física de la nube, así como su composición química. Todavía no se sabe con precisión cómo funciona esto y cómo afecta la formación de estrellas y planetas”, afirmó Olivier Berné, del CNRS.
Con informacion de Europa Press