Madrid. Una multitud que portaba banderas independentistas y símbolos del movimiento nacionalista se manifestó ayer en la calles de Barcelona para exigir la secesión del Estado español y construir una nueva República.
Según la policía local participaron más de 150 mil personas, aunque la Asamblea Nacional de Catalunya (ANC), organización convocante, habló de 700 mil. La marcha coincidió con las celebraciones de la Diada (día nacional de la región), que cada año congrega a las formaciones separatistas en las calles.
Este año, las actividades y actos oficiales de la Diada estuvieron marcados por la división y el enfrentamiento entre las dos formaciones principales del nacionalismo catalán: Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Junts per Catalunya (JxCat, los antiguos miembros de Convergencia i Unió).
El motivo de la disputa es la hoja de ruta hacia la independencia, pero también un turbio caso de corrupción que afectó a la presidenta del Parlamento autonómico, la dirigente de JxCat, Laura Borrás, quien es juzgada en tribunales catalanes por numerosos contratos otorgados en favor de un amigo suyo.
La principal causa de la división entre las fuerzas nacionalistas es el tiempo para la supuesta declaración de independencia; la ANC exige hacer valer el resultado del referendo del 1º de octubre de 2017 y decretar de facto la nueva república; JxCat es partidario de iniciar un nuevo proceso secesionista, con o sin el visto nuevo del gobierno español; mientras ERC, que detenta la presidencia de la Generalitat de Cataluña, presidida por Peré Aragonés, prefiere abrir una negociación con el Estado y celebrar un nuevo referendo con todas las garantías para que el resultado sea respetado por todas las instituciones del país.
A lo largo de la manifestación, que inundó las calles de Barcelona, se escucharon consignas dirigidas al gobierno catalán: “declaración unilateral de independencia o dimisión”, además de duras advertencias contra los “botiflers (traidores)” del nacionalismo, entre los que ubican a diputados y dirigentes de ERC, tanto en el Parlamento regional como en el de Madrid; de manera destacada se dirigieron a uno de sus principales referentes en su estrategia en la negociación con el gobierno español, el parlamentario Gabriel Rufián, que es repudiado por una amplia franja del separatismo.
Uno de los impulsores del movimiento es la plataforma cultural Ómnium, que a raíz de las celebraciones de la Diada hizo un llamado para un nuevo comienzo que permita concertar complicidades antes de que se consolide “la tendencia autodestructiva” y que así se reactive un independentismo que cree que ha entrado en “parálisis”. “La fórmula de estos cinco años ya no sirve. Nos hacen falta nuevas sensibilidades y nuevas voces”, señaló.
A pesar de lo nutrida de la manifestación, una señal de las consecuencias de la división del separatismo son las cifras de los últimos años en este tipo de protestas, que en los tiempos más álgidos del movimiento independentsita, entre 2014 y 2018, en la misma fecha llegó a congregar a 3 millones de pesonas.