Aunque los banqueros centrales parecen haberse unido para dar prioridad a la lucha contra la inflación, decididos a no repetir los errores de la década de 1970, se acumulan los signos de una desaceleración económica mundial cada vez más sincronizada.
Con el claro objetivo de detener la demanda como una forma de frenar las presiones de los precios, para los bancos centrales, los incrementos de las tasas de referencia (el precio del dinero y del crédito) de 0.75 por ciento son el nuevo 0.50 por ciento. Así que el menor crecimiento económico se encuentra con tasas de interés más altas, aseguraron analistas económicos.
De acuerdo con Christian Keller, jefe de investigación económica en Barclays Investment Bank, a principios del verano, todavía se esperaba que la desaceleración prevista en las economías avanzadas se viera compensada, al menos en parte, por un repunte de la economía china durante el segundo semestre, tras su contracción secuencial del PIB en el segundo trimestre.
Desgraciadamente, “cada vez hay más pruebas de que esto no será así, ya que la economía china tiene dificultades para cobrar impulso, mientras que la recesión europea y la desaceleración estadunidense parecen ser peores de lo esperado”, prevé Keller.
Para estrategas de Loomis Sayles, filial de Natixis IM, hay muchos catalizadores para una perspectiva más pesimista: condiciones financieras más estrictas, disrupciones continuas en la cadena de suministro global, escasez de mano de obra, interrupciones relacionadas con la pandemia y precios más altos de la energía y las materias primas.
“Los precios y venta de la vivienda y la producción manufacturera se han ralentizado. El gasto del consumidor ha comenzado a rotar de los bienes a los servicios, pero está restringido por la alta inflación. La producción de vehículos sigue interrumpida por la cadena de suministro y la escasez de mano de obra”, aseguró Loomis Sayles.
Hay evidencia de mayores presiones sobre los precios, lo que sugiere que el Banco Central Europeo (BCE) podría continuar con su ciclo de alzas, luego del aumento histórico de un cuarto de punto en las tasas de interés. Podría también usar otras herramientas para enfrentar la fragmentación o el impacto del choque de los precios de la energía.
Christian Keller consideró que es probable que la Fed de Estados Unidos agregue 0.75 por ciento en septiembre, la tercera al hilo, aunque el crecimiento de Estados Unidos se está desacelerando, el mercado laboral se ha mantenido resistente, y la sorpresa al alza de esta semana en los servicios ISM también mostró que el sector más grande de la economía continúa en una expansión bastante sólida. De ahí que la decisión depende del dato de inflación esta semana.