Londres. El rey Carlos III se comprometió ayer a seguir el ejemplo de su difunta madre, Isabel II, al ser proclamado de forma oficial nuevo monarca de Reino Unido por el Consejo de Ascensión, en una ceremonia histórica en el palacio de San Jaime que contó con pompa, tradiciones centenarias y gritos de “Dios salve al rey”.
El nuevo reinado abre otra era en la historia de un país que se prepara tras el fallecimiento, el pasado jueves, de la monarca de 96 años de edad, quien reinó durante siete décadas. El palacio de Buckingham confirmó que el funeral de Estado tendrá lugar el próximo día 19.
El Consejo de Ascensión proclamó: “el príncipe Carlos Felipe Arturo Jorge se convierte ahora, por la muerte de nuestra señora soberana de feliz memoria, en nuestro rey Carlos III. ¡Dios salve al rey!”
“Soy profundamente consciente de esta gran herencia y de los deberes y pesadas responsabilidades de la soberanía, que ahora se me transmite”, declaró el nuevo monarca, de 73 años, tras su proclamación, que por primera vez se transmitió en vivo.
“El reinado de mi madre fue inigualable por su duración, dedicación y devoción”, afirmó, quien se dijo “consciente de esa gran herencia” y de sus “deberes y rigurosas responsabilidades”.
Su proclamación fue leída después al público desde un balcón del Palacio de San Jaime, al son de los trompeteros reales y en presencia de la guardia real con sus tradicionales gorros de pelo de oso negro.
Los hijos del rey, Guillermo y Enrique, así como sus esposas Catalina y Meghan, aparecieron juntos en el castillo de Windsor en una aparente muestra de acercamiento tras un supuesto distanciamiento ocurrido cuando Enrique, el menor de los hermanos, y su esposa, una ex actriz estadunidense, renunciaron a ser parte de la realeza y se mudaron a Estados Unidos en 2020.
“¡Guillermo, Guillermo!”, gritaban los ciudadanos apostados detrás de las vallas, mientras daban ramos de flores a los nuevos príncipe y princesa de Gales.
En un comunicado, Guillermo asumió su nueva posición dentro de la realeza: “Sabía que este día iba a llegar, pero me va a llevar algún tiempo hacerme a la idea de una vida sin mi abuela”. Prometió respaldar “en todo” a su padre, el nuevo rey.
Durante la jornada, los príncipes Guillermo y Enrique aparecieron con sus respectivas esposas, Catalina y Meghan, en el castillo de Windsor, donde contemplaron juntos las ofrendas florales a Isabel II.
Los miembros del Parlamento juraron lealtad al nuevo monarca, quien también se reunió con el gobierno de Liz Truss. Los legisladores tuvieron que decir: “Juro por Dios todopoderoso que seré fiel y guardaré verdadera lealtad a su majestad el rey Carlos, sus herederos y sucesores, según la ley”.
Hubo tradicionales proclamaciones en varios puntos del país donde gobernantes locales desfilaron ataviados con coloridos uniformes medievales, llevando cetros y espadas.
Carlos III también fue proclamado oficialmente rey de Canadá en una ceremonia transmitida por televisión desde la residencia oficial del gobernador general de Canadá, Rideau Hall, a la que asistieron el primer ministro del país, Justin Trudeau; la gobernadora general, Mary Simon, y el gabinete.
Putin, entre los primeros en enviar felicitación
El presidente ruso Vladimir Putin fue uno de los primeros en felicitar, por Twitter, al rey tan pronto concluyó la proclamación, informó The Independent. “Por favor acepte mi sincera felicitación por su ascención al trono. Deseo a su majestad éxito, buena salud y todo lo mejor”.
Escocia prepara los primeros homenajes públicos al féretro de Isabel II. Hoy se trasladará del castillo de Balmoral al Palacio de Holyroodhouse, la residencia oficial de los monarcas en Edimburgo, y un día después a la cercana catedral de Saint Giles. Las autoridades estiman que más de un millón de personas desfilarán ante el féretro de la difunta reina en Westminster Hall, el edificio más antiguo del complejo del Parlamento británico.
Ningún soberano británico ha esperado tanto para subir al trono y Carlos III deberá aguardar a que se prepare la compleja ceremonia de coronación, aún sin fecha. Su madre fue coronada más de un año después de la muerte de su padre, Jorge VI.
El ascenso de Carlos III, mucho menos popular que su madre y que su primogénito, abre un periodo delicado para una monarquía que enfrenta múltiples retos, desde el deseo de distanciamiento de algunos países de la Commonwealth hasta las críticas a su pasado colonial y esclavista.