All the Beauty and the Bloodshed, el épico documental de Laura Poitras sobre la fotógrafa Nan Goldin y su activismo contra la familia Slackler y sus conexiones en el mundo del arte ganó ayer el León de Oro en el 79 Festival Internacional de Cine de Venecia.
Poitras, la cineasta detrás del documental ganador del Óscar Citizenfour sobre Edward Snowden, agradeció al festival el reconocimiento de que “el documental es cine”. Se espera que la cinta llegue a las salas en otoño y HBO Documentary Films recientemente la adquirió para la televisión.
El segundo premio fue para la película de Alice Diop, Saint Omer, el debut narrativo sobre un novelista joven que sigue el juicio a una mujer acusada de infanticidio.
Cate Blanchett y Colin Farrell ganaron los máximos premios de actuación. Blanchett por su interpretación de una directora de orquesta famosa en TÁR, la película de Todd Field, y Farrell por su papel como un hombre que rompe con un viejo amigo en la cinta de Martin McDonaugh, The Banshees of Inisherin.
“Muchas gracias, es un gran honor”, dijo Blanchett, que acababa de llegar a Venecia del Festival de Telluride, Colorado, donde también se presentó su película.
Su actuación en el papel de una mujer exitosa en el mundo de la música internacional, cuya reputación es amenazada, ha sido elogiada en todo el mundo.
Farrell, a su vez, dijo en un mensaje en video en vivo: “Estoy suspendido y emocionado por haber recibido el premio”. McDonaugh estaba presente para recoger el galardón, antes de recibir el suyo por el guion.
Luca Guadignino ganó el León de Plata a la mejor dirección por el romance caníbal Bones and All, protagonizada por Timothée Chalamet y Taylor Russell, que fue galardonada como mejor actriz joven.
“Tengo un discurso preparado porque estoy nervioso”, dijo Russell. “Estoy increíblemente agradecido de estar aquí. Muchos de mis héroes están en esta sala.
Russell también agradeció a Guadagnino. “Ha sido un gran amigo para mí y lo quiero mucho”, dijo Russell.
El jurado además le dio un premio especial a No Bears, del encarcelado cineasta iraní Jafar Panâhi. En julio, el gobierno iraní envió a Panâhi a prisión para cumplir una sentencia de seis años, impuesta hace una década, que nunca fue implementada. La orden se produjo cuando el gobierno trata de silenciar las críticas en medio de una crisis económica y presiones políticas.