Conchagua. En el extremo oriental de El Salvador, donde el presidente Nayib Bukele anunció que levantaría la primera ciudad bitcóin del mundo, no hay rastros de que una próspera urbe con extensas áreas comerciales, residenciales y un aeropuerto estén en obras.
Un año después de que el país adoptara el criptoactivo como moneda de curso legal con la promesa de reactivar el empleo y la inversión, en Conchagua no hay movimientos que muestren que el paraíso fiscal para criptomonedas y tecnología blockchain esté próximo.
Y es que el desplome de las criptomonedas ha alejado a los inversionistas. Cuando El Salvador, uno de los países más pobres de Latinoamérica, adoptó el bitcóin como moneda de curso legal el 7 de septiembre de 2021 éste rozaba 47 mil dólares. Un año más tarde, vale menos de la mitad, ahora cotiza en alrededor de 19 mil 770 dólares.
Pobladores del lugar donde se asentaría Bitcóin City sienten que la mayoría pobre del país de 6.5 millones de habitantes no será la más favorecida.
“A nosotros los pobres no nos beneficia en nada”, se lamentó el pescador y agricultor José Flores, de 48 años. La desconfianza de Flores es compartida en el resto del país más pequeño de Latinoamérica, donde apenas 20 por ciento de los comercios aceptan la criptomoneda, según estimaciones privadas.
El gobierno de Bukele ha defendido sus planes respecto a la criptomoneda asegurando que es un plan a largo plazo.
La caída del precio ha golpeado también al riesgo país de El Salvador complicando su búsqueda de fondos para pagar mil 600 millones de dólares de unos bonos soberanos que vencen en 2023 y 2025.
“Este experimento ha sido demasiado riesgoso para un país pobre”, opinó Óscar Picardo, director del Instituto de Ciencias, Tecnología e Innovación de la privada Universidad Francisco Gavidia. “Queda demostrado que (bitcóin) es un activo financiero muy especulativo, muy variable”.
El desplome de la moneda virtual, la falta de alfabetización digital de la mayoría de la población y constantes fallas en la billetera gubernamental Chivo, han contribuido a que no se haya masificado su uso, dijeron expertos entrevistados por Reuters.
Ni la Presidencia, ni el Ministerio de Hacienda compartieron cifras sobre el uso de bitcóin en el país.
Pero según una encuesta del Buró Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés), una ONG con sede en Cambridge, sólo 20 por ciento de los salvadoreños que descargaron la aplicación Chivo la siguieron utilizando tras gastar los 30 dólares que las autoridades regalaban para promover su uso.
El directorio ejecutivo del FMI, organización financiera con la que El Salvador negocia un crédito por mil 300 millones de dólares, advirtió “grandes riesgos” asociados al uso de bitcóin para la estabilidad financiera, la protección del consumidor y eventuales contingencias fiscales e instó al gobierno a desistir del uso del bitcóin como moneda de curso legal.
El proyecto también ha sido cuestionado por la falta de rendición de cuentas y transparencia en la compra de 2 mil 381 bitcoines con fondos públicos entre septiembre de 2021 y julio de 2022.
Bukele habría desembolsado 107 millones de dólares para adquirirlos y hoy valen 60 millones de dólares, según cálculos privados basados en los anuncios del mandatario.