“Expresivo, brillante y romántico” es como el pianista ruso-mexicano Vladimir Petrov (Moscú, 1997) se refiere al programa que ofrecerá en su debut en el Festival Internacional de Piano en Blanco y Negro, el próximo domingo, en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes.
“Me identifico mucho con la música romántica y la transmito por medio de mi ser”, expresa Petrov. “Gracias a la música me fui desarrollando emocionalmente de tal forma que soy muy empático, entiendo a diferentes compositores aunque no haya vivido sus circunstancias. La música ayuda a ser más sensible, y sí, me considero sensible, sueño en grande y tengo muchas ambiciones”.
Para el entrevistado, el desarrollo emocional se logra no sólo en la música clásica, sino también en cualquier género de buena calidad. La música de calidad “nos dice algo inconscientemente que es indescriptible. Educa a las personas a ser más empáticas, más sensibles, y también consuela”.
Cuando era adolescente, sin la suficiente experiencia emocional para comprender lo que los grandes compositores escribían, Petrov “trataba de analizar todo con la cabeza. Con los años, conforme me fui desarrollando, empecé a utilizar mis vivencias para entender el lenguaje musical. Lo emocional es un lenguaje en sí. Al interpretar la música a veces hasta veo a la persona que la escribió. Entiendo a Liszt y Chopin como si los hubiera conocido. Es una ilusión, por supuesto; sin embargo, ellos escribieron detalladamente lo que pensaban en las notas. A veces creo que conozco a los compositores”.
Obras más allá de nuestra galaxia
La mayoría de las obras que conforman el programa son favoritas de Petrov. Empezará con Dos preludios corales, que alguna vez Johann Sebastian Bach tocó en las iglesias, luego fueron transcritos para piano por el compositor Ferruccio Busoni. “Amo estas dos obras, que son mágicas en la cuestión cósmica, algo que va más allá de nuestra galaxia. Preludio y fuga núm. 13, también de Bach, cargada de símbolos religiosos, complementa Dos preludios corales”.
Después hará un repaso de la época clásica con Sonata Hob. 16:34, de Franz Joseph Haydn, una obra “fresca, alegre e inocente”. A continuación, del periodo romántico, interpretará Dos valses y un estudio, de “nuestro querido Chopin”. La música de este último “se identifica por dos épocas: antes y después de la separación de su patria, causa de su constante dolor. En 1830 llegó la noticia de la guerra por la independencia de Polonia. Chopin soñaba con regresar y participar en las batallas, pero nunca pudo volver a ver a sus amigos ni sus padres. Escogí obras de espíritu alegre que escribió antes de estos sucesos”.
De la misma época romántica es el húngaro Franz Liszt, de quien presentará Soneto de Petrarca núm. 104 y Vals mefisto núm. 1, “un reto para cualquier pianista. Lo he tocado en muchas ocasiones, por lo que creo transmitir muchos personajes diabólicos”.
El programa cerrará con las obras rusas Meditación, Op. 72, núm 5, de Piotr I. Chaikovsky, y Dos estudios, de Alexander Scriabin.
Petrov llegó a México a los tres años de edad con sus padres, el violinista Iván Petrov y la cellista Valentina Turusheva, quienes arribaron para formar parte de la fundación de la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí.
A los 13 años regresó a su país natal para estudiar en el Conservatorio Estatal Tchaikovsky, del que egresó con honores. Recientemente, Petrov concluyó otros estudios en la Escuela Superior de Música Franz Liszt en Weimar, Alemania, y en la actualidad radica en Morelia, Michoacán.
El concierto de Vladimir Petrov, número cuatro en la programación del Festival Internacional de Piano en Blanco y Negro, será a las 13 horas en el auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes, avenida Río Churubusco 79, colonia Country Club. El recital será transmitido en vivo y de forma gratuita a través de la plataforma interfaz.cenart.gob.mx