No hay valor más importante que la libertad. El liberalismo es una corriente de pensamiento que surge como producto del capitalismo. En sociedades anteriores, tales como el feudalismo o el esclavismo, la mayoría de los seres humanos no contaban con este derecho ni con esta filosofía.
El desplazamiento de los campesinos en Europa debido al avance tecnológico, que comenzó hace cinco siglos con el Renacimiento, trajo como resultado el crecimiento de las ciudades, el desarrollo de oficios y de actividades independientes en el comercio y en la producción de bienes y servicios.
Por primera vez en la historia de la humanidad grandes grupos se separaron del esclavista y del señor feudal. El proceso no fue fácil, trajo consigo millones de muertes, como lo explica Marx en La acumulación originaria del capital. Sin embargo, los que sobrevivieron alcanzaron su libertad para vender su producción o su fuerza de trabajo.
Quien nace libre da por hecho que esta condición es algo natural. Sin embargo, muchas personas todavía no cuentan con ese privilegio. Un caso concreto es el de María, una adolescente que nació en la sierra de Guerrero en extrema pobreza y que acaba de cumplir 13 años. Los usos y costumbres de la zona determinan que las mujeres deben ser entregadas a sus esposos a cambio de dinero.
El papá de Pedro, esposo de María, pagó por ella 100 mil pesos el año pasado. Ahora esta niña le pertenece a la familia que la compró. Desde antes del amanecer comienza a preparar el nixtamal, los frijoles y las tortillas. Después trabaja en el campo y en la tarde lava la ropa, prepara y sirve la comida y es la última en acostarse. El suegro hace valer el dinero invertido.
¿Qué es lo que desea esta pobre niña? Simplemente libertad. Por desgracia, no puede cambiar sus condiciones de vida y tal parece que así morirá.
Nietzsche, en El ocaso de los ídolos, señala: “Si se quiere un fin, deben quererse también los medios: si se quieren esclavos, es locura educarlos como dueños”. María fue educada como esclava y, por desgracia, repetirá este modelo con sus hijas.
No hay duda, la libertad es el principal valor de la vida moderna. Sin embargo, todavía hay millones de personas en la tierra que no gozan de este derecho.