Berlín. Alemania alista un plan para “retener” parte de las abultadas ganancias que obtienen las empresas energéticas, de forma que los ingresos se utilicen en la Unión Europea (UE) para aliviar el gasto de los hogares, anunció este domingo su jefe de gobierno, Olaf Scholz, al presentar un nuevo plan de ayuda de 65 mil millones de euros para hacer frente a la inflación.
Scholz insistió en que los alemanes “nunca estarán solos” frente a la crisis energética y dio a conocer una serie de medidas para hacer frente a la inflación, que alcanzó 7.9 por ciento interanual.
El jefe del Banco Central alemán, Bundesbank, considera además que es posible que la inflación llegue a 10 por ciento antes de finales de año, un dato inédito desde la década de 1950.
Según el gobierno, la retención “parcial” de los beneficios de los operadores eléctricos permitiría crear “un colchón financiero que debería emplearse en aliviar el peso con el que cargan los consumidores” por los elevados precios.
“Las empresas energéticas que producen electricidad a partir de fuentes renovables, carbón o energía nuclear, por ejemplo, lo hacen con costos de producción cada vez más bajos, pero ganan mucho dinero gracias a los mecanismos actuales del mercado europeo de la electricidad”, explicó el ministro de Economía, Robert Habeck, para justificar la necesidad de actuar.
Entre las medidas presentadas por Scholz están también un bono energético único de 300 euros para millones de jubilados y de 200 euros para estudiantes; ofrecer un subsidio de calefacción de 415 euros, a los que tienen el derecho a una subvención de vivienda, y aplicar en el futuro una tarifa reducida para un determinado nivel de consumo básico de electricidad.
También se planea un nuevo billete de transporte público, en un rango de precios de entre 49 y 69 euros al mes; aumentar en 18 euros mensuales los subsidios por el primer y segundo hijo a partir del próximo año y mejorar las prestaciones para los más necesitados.
Sin embargo, la diputada opositora alemana Sahra Wagenknecht consideró que las nuevas medidas no ayudarán a la población a hacer frente al explosivo incremento de los precios de los alimentos, el abastecimiento de agua, la electricidad y los combustibles.
“Según los estudios, la factura de la calefacción y el agua caliente para una vivienda unifamiliar podría subir hasta 12 mil euros anuales, para un apartamento común sería más de cinco mil euros”, consideró la legisladora.