Se fractura lo que parecía una sólida relación con matices de complicidad entre Yon de Luisa y Gerardo Martino. Por increíble que parezca, el seleccionador no está contento con la gestión del mandamás de la Federación Mexicana de Futbol, a pesar de la serie de espaldarazos que le ha dado, sobre todo en el último año, donde el “¡fuera Tata!” ha sido una constante y retumba en estadios de México y, principalmente, en los de Estados Unidos.
A sólo 77 días del arranque de la Copa del Mundo, el ambiente se enturbia. Martino está dolido por el despido (el 13 de julio pasado) que calificó de “muy injusto” de Gerardo Torrado del cargo de director general deportivo –aunque en su momento optó por un cómodo silencio–, y habla hasta hoy, cuando difícilmente lo pueden echar del puesto. No le hace gracia la llegada de Jaime Ordiales y le pone de mal humor tener que tratar con él todo lo referente a la organización hacia Qatar.
El estratega argentino parece fatigado de los partidos que todo mundo etiqueta de moleros, los cuales lo han maniatado y quizá le impidieron realizar una gestión como le hubiera gustado. Hastiado, denuncia “una campaña” en su contra, inmerecida, porque se considera una buena persona y si la gente lo conociera seguramente no habrían abucheos, dice… En efecto, el Tata es un real desconocido para la afición, todo se reduce a exigirle buenos resultados, y no los hay.
Desde el comienzo, Martino se hizo rehén de los intereses de la FMF y sus patrocinadores. Estaba consciente del ancla al cuello que significan los contratos con la empresa SUM y la federación estadunidense, que obligan al Tri a jugar todo el tiempo en ese país, pues desde hace años son la principal fuente de ingresos en las arcas del futbol mexicano. De ahí salió para pagarle a él y a su cuerpo técnico, incluso durante largos lapsos de inactividad forzada por la pandemia.
El miércoles, ante Paraguay, el timonel en realidad tuvo poco mérito. El tricolor mostró una cara diferente, puso garra, corazón, ímpetu… pero fue porque los jugadores estaban conscientes de que era el último tren, la pasarela postrera para ser elegidos y trepar a la nave mundialista. Había ese ingrediente extra que se notó, aunque después ocurrió lo de siempre, al equipo se desgastó inútil y patéticamente carente de gol, fue cazado en la contra y perdió. El abucheo era lógica consecuencia.
Martino llegó a Georgia procedente del tour europeo, donde las cosas no pintan de lo mejor: el Tecatito Corona está lesionado y difícilmente irá a la Copa del Mundo, Raúl Jiménez tiene fatiga muscular y no consigue recuperar su mejor versión, el Chucky Lozano se golpea la cabeza más que una cabra… De Luisa y Martino son cómplices en la exclusión de Javier Hernández, eso tampoco lo perdona el público estadunidense, que, junto a Carlos Vela, tiene al Chicharito en un altar.
Tampoco le parece al Tata lo que ocurre en la Liga Mx y lamentó la salida de Diego Aguirre del timón del Cruz Azul… En realidad, la Liga Mx se convirtió en una voz (América) con cinco coristas; los demás equipos son un grotesco relleno, aferrados a la absurda ilusión de una repesca, a una improbable seguidilla de triunfos que mágicamente los coloque en la antesala del título. Certamen bipolar, donde los de arriba asestan soberanas palizas a los deprimidos y abundan los empates.
Las Águilas de Alejandro Zendejas aprovechan el río revuelto, y de la mano del Tano Ortiz encontraron el equilibrio para trepar a la cima. Van escoltadas por Monterrey, Pachuca, Santos, Tigres y el inconstante Toluca. Chivas está feliz porque se ubicó en zona de calificación, mientras La Máquina, Pumas y el flamante bicampeón Atlas no han caído al sótano porque éste se volvió propiedad exclusiva del Querétaro.
De gris trayectoria como estratega al frente de las Xolas de Tijuana, Andrea Rodebaugh llega a la dirección de selecciones femeniles. A Yon de Luisa le interesan sobre todo los vínculos de la ex jugadora con FIFA… En realidad, la carta fuerte para hacer progresar a la rama femenil la representaba Nelly Simón, directiva de Chivas, quizá era cosa de insistirle.