Buenos Aires. Un hombre que apareció infiltrándose entre un grupo de militantes peronistas intentó anoche disparar contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y gatilló sin que saliera el tiro, estando a sólo unos centímetros de la cara de la funcionaria cuando regresaba a su domicilio donde la esperaban sus seguidores, que se turnan para hacer vigilias nocturnas, sentados alrededor del edificio donde vive.
Esto sucede desde el primer día en que un fiscal solicitó el pasado 22 de agosto su inhabilitación de por vida y 12 años de cárcel, en un alegato en el que la acusó de corrupción y en el que no pudo presentar ninguna prueba.
El presunto agresor fue detenido e identificado como Fernando Andrés Sabat Montiel, de 35 años y de nacionalidad brasileña, quien tiene antecedentes por empuñar un arma blanca en marzo de 2021.
Sabat portaba, de acuerdo con las autoridades, una pistola Bersa calibre 32, que tenía cinco balas, pero de cual la corredera no funcionó, por eso no habría hecho el movimiento mecánico hacia atrás que permite que el proyectil ingrese en la corredera, por lo tanto, la bala no salió cuando la pistola fue gatillada, dijeron fuentes oficiales a Página/12.
Las imágenes tomadas por la televisión en primer lugar del canal C5N dan cuenta de la gravedad de la situación, que varios analistas de inmediato atribuyeron a los discursos del odio que dominan el reciente acontecer argentino, incluyendo el caso de diputados opositores que hablaron de la necesidad de imponerle la pena de muerte a la también ex mandataria (2007-2015).
El presidente Alberto Fernández decretó feriado este viernes, para que el pueblo pueda manifestarse en defensa de la democracia herida por esta situación y agradeció que la vicepresidenta permanezca con vida, al señalar que el arma estaba cargada con cinco balas que no se dispararon.
“Este atentado merece el más enérgico repudio de toda la sociedad argentina”, sostuvo el mandatario en un mensaje a la nación en cadena por televisión y radio cerca de la medianoche, en el que aseguró que se trata del “hecho más grave desde que hemos recuperado la democracia” en 1983.
“Argentina no puede perder ni un minuto más. Ya no hay tiempo. Es necesario desterrar la violencia y el odio del discurso político y mediático y de nuestra vida en sociedad”, aseveró.
“Ante estos hechos estamos obligados a defender la democracia que está siendo debilitada por el discurso del odio. Es un hecho de una gravedad institucional, ante lo cual Argentina no puede perder un minuto más.”
Instó a la clase política, a los medios de comunicación y a la sociedad a repudiar cualquier tipo de violencia y de palabras estigmatizadoras, además de que no se presten a los discursos que pregonan el odio. “Nuestro pueblo quiere vivir en democracia y en paz”, sentenció.
Lo sucedido tiene varios antecedentes. El pasado 10 de marzo, un pequeño grupo se separó de una manifestación ante el Congreso y arrojó decenas de piedras contra la ventana del despacho del Senado que Fernández de Kirchner lidera como vicepresidenta, rompiendo varios objetos; una de esas grandes piedras pasó muy cerca de su cabeza.
Cuando se investigaron los hechos, se descubrió que alrededor de la ventana había marcas rojas, como señalando “el blanco”. Recientemente fue amenazada de muerte por un manifestante de un grupo opositor pequeño, pero muy violento, quien gritó que iba a buscar una ametralladora para volver a buscarla. En otra agresión, en la sede del Instituto Patria, donde se reúnen los militantes del kirchnerismo, un policía municipal le dio la mano al más agresivo de los atacantes.
Los anterior, sin olvidar las imágenes de las bolsas negras parecidas a las que se usan para trasladar a los muertos, que tenían el nombre de la vicepresidenta y de Estela de Carlotto, abuela de Plaza de Mayo, entre otros cercanos a la ex mandataria. E incluso en las recientes manifestaciones opositoras se llevó a la Plaza de Mayo una guillotina amenazando a Fernández de Kirchner.
Los medios opositores y especialmente el grupo Clarín, La Nación y sus “periodistas estrellas” han sido los mayores propagadores del odio y hay ayudado a la creación de unas causas falsas contra la ex mandataria, lo que de alguna manera preparaba el camino a una tragedia.
De Carlotto dijo estar consternada, llamando a tomar esta situación con la gravedad que tiene. “El despertar de esta pesadilla nos va a costar mucho, además de vivir la dictadura, las Malvinas y tantas cosas más”, pues advirtió que la vicepresidenta “no estaba bien cuidada. No había protección”.
En los días pasados el abogado José Manuel Ubeira advirtió que podrían atentar contra la vicepresidenta, después de lo actuado por la policía de la municipalidad capitalina en una represión que obedeció a un plan armado por los funcionarios del alcalde Horacio Rodríguez Larreta, el pasado sábado 27 de agosto.
La investigación demuestra que los policías elegían entre los diputados y funcionarios como el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, para matarlos, como sucedió con el hijo de la vicepresidenta y diputado Máximo Kirchner.
Una marea humana rodeaba en las primeras horas de este viernes el edificio del barrio Recoleta donde vive la vicepresidenta, en momentos en que manifestaciones de condena al ataque llegaban desde todos los bloques del Senado, de diputados, e incluso del ex presidente derechista Mauricio Macri.
Hubo reacciones políticas desde el exterior. El canciller mexicano Marcelo Ebrard tuiteó: “El gobierno de México expresa su rechazo y condena al atentado contra la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández”, repudio al que se sumaron los presidentes de Cuba, Miguel Díaz-Canel; Bolivia, Luis Arce; Venezuela, Nicolás Maduro; Chile, Gabriel Boric, así como el gobierno de Honduras, y los ex presidentes brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva; el boliviano, Evo Morales, y el ecuatoriano, Rafael Correa, entre otros.
El embajador de Estados Unidos aquí, Marc Stanley, quien el mes pasado llamó a la oposición de derecha a integrar una coalición contra el gobierno del presidente Alberto Fernández, tuiteó: “Estamos aliviados de saber que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner esté bien. Estados Unidos se une a Argentina y a toda la gente pacífica en el rechazo a la violencia, el extremismo y el odio en todas partes”.
El atentado evocó el bombardeo a la Casa Rosada (de gobierno) perpetrado por la marina argentina, intentando matar a Juan Domingo Perón en junio de 1955, dejando centenares de muertos y heridos, en uno de los episodios más terribles, preludio del golpe de septiembre de ese año que derrocó al que sería desde entonces uno de los dirigentes del mayor movimiento de masas de América Latina.