Le envié correos y traté de comunicarme a su celular muchas veces para invitarla a participar en el curso de actualización docente sobre mi obra, que terminé ayer en la UNAM. Como siempre me había contestado con prontitud, empecé a pensar lo peor, pero me tranquilicé pensando que las malas noticias vuelan. Al final, un colega buscó en Google y encontró mucho material de Aura Ponce de León (APL), entre ellas una esquela de la UAM. Había fallecido el 6 de febrero pasado. Era una persona íntegra y generosa y una académica brillante. Compartíamos la misma visión del ser humano. Era mucho más joven que yo (menos de 60 años). Desconozco las causas de su fallecimiento. Hoy reproduzco en su honor y memoria, extractos de su brillante escrito “Un primate con apetito epistémico. Pensando la evolución con Hume y Boltvinik”. Dice al inicio APL.
“Julio Boltvinik ha cuestionado con gran profundidad el enfoque vigente mundialmente en el combate y el estudio de la pobreza. Al caracterizar este fenómeno, Boltvinik constata una situación mundial desesperanzadora: por un lado, un número muy importante de miembros de nuestra especie están condenados desde su nacimiento a una existencia precaria, no humana; por el otro, los organismos internacionales que tienen como misión contribuir a mitigar el sufrimiento humano causado por carencias económicas, han fallado. Por ello, decide examinar meticulosamente las insuficiencias de la aproximación canónica en el estudio de la pobreza para exponer la causa de sus fallas. Tal aproximación, surgida de la corriente principal en la economía, separa los bienes que se describen como bienes materiales de aquellos no materiales y determina un umbral en los primeros para distinguir a los pobres de los no pobres. El Banco Mundial, por ejemplo, ha trazado este umbral en un dólar diario per cápita, con una aproximación del todo cuestionable. En su obra, Boltvinik puso en su verdadera perspectiva estas aproximaciones que olvidan que de sus resultados hay consecuencias severas para seres humanos concretos, y propuso un enfoque completamente nuevo del problema. En él juzga que la primera condición para trazar un umbral debe ser revisar qué es el hombre, qué es lo que realmente necesita, y sólo entonces, separar los aspectos económicos y trazar las líneas que permitan determinar esos umbrales. Este enfoque produjo una obra que traspasa los límites disciplinares del campo de la economía para ocupar un lugar destacado entre las obras de valor universal en las ciencias del hombre y de gran pertinencia y relevancia ante la grave situación de pobreza mundial. Es también una obra de gran interés para la antropología filosófica. Su análisis sobre la única manera moral de enfocar los ingentes problemas de pobreza en el mundo traspasa las fronteras de la perspectiva económica tradicional al preguntarse por el hombre ante las carencias; qué es lo que significan si se trata de vivir una vida digna, una vida verdaderamente humana. Se pregunta quiénes somos, cuáles son las características que posibilitaron nuestra aparición en el mundo, cuál es nuestra esencia. Comparto con él sus preguntas y sus respuestas son relevantes para la paleoantropología.”
APL identifica tres fuentes en mi caracterización de la esencia humana: la concepción filosófica marxista del ser humano vista a través de la obra de György Márkus; las teorías de los instintos y la jerarquía de necesidades (N) de Maslow; y las tesis sobre las N peculiarmente humanas de Fromm. La autora narra las ideas centrales de estos autores. Sobre la visión de Marx-Márkus dice, con precisión: “Boltvinik toma de Márkus y Marx, la idea de que los rasgos esenciales humanos son el trabajo como su actividad vital, su condición de ser social y de ser consciente, así como su tendencia a ser universal y libre”. Añade: “El trabajo produce la conciencia y la autoconciencia humana en la medida que hay una gran distancia, una ruptura, entre la actividad orientada a la satisfacción de una N y la satisfacción misma de la N, y esto es lo que posibilita el pensamiento objetivo y la aparición de nuevas N a lo largo de la historia, como las N estéticas, la curiosidad científica o las N espirituales: cada objeto es captado más y más en su singularidad, independientemente de la N humana”. Comenta APL: “Esta aproximación de Boltvinik me resulta relevante, pues me parece que contribuye a recuperar el verdadero papel en los orígenes humanos. Muestra su desencanto con la obsesión cientificista de la paleoantropología que la hizo transitar a una práctica científica que trata esforzadamente de constatar que otros primates también usan y fabrican herramientas, como si hiciera falta, perdiendo la perspectiva global y minimizando, al sobredimensionar que no somos los únicos, el enorme hecho de nuestra cuna histórica, posibilitada por el trabajo y por la retención y transmisión de sus éxitos y productos a cada nueva generación que recibe, así, una herencia cada vez más rica y compleja”. APL, al narrar mi segunda fuente, el pensamiento de Maslow, hace una reflexión muy interesante: “Si tomamos la jerarquía de N propuesta por Maslow, y revisamos las N de distintas especies animales, encontraremos que compartimos varias, en distintos grados. Las N fisiológicas y protección serían compartidas por todos los animales. La N de amor, afecto y pertenencia, por la mayor parte de aves y mamíferos y, por último, la N de estima y autoestima por varias familias de mamíferos, sobre todo aquellas en las cuales la dominancia o el altruismo juegan un papel importante en la sobrevivencia: primates superiores, perros y lobos, mamíferos marinos. No me parece, sin embargo, que pudiera citarse algún ejemplo de animales que poseen la N de autorrealización. ¡Es la emergencia de esta N otro rasgo peculiar de nuestra especie? Es una pregunta sugerente y puede conducir a una investigación fructífera”. De Fromm, APL destaca su identificación de cinco N peculiares a la existencia humana: relaciones íntimas con otras personas, trascendencia, pertenencia, identidad y N de un marco de orientación y devoción. APL concluye así el examen de Ampliar la mirada, mi tesis doctoral: “la reinterpretación global que de estos autores presenta Boltvinik, el vínculo coherente que encuentra entre ellos y la nueva perspectiva que sobre el hombre ofrece, suministra a la paleoantropología elementos muy interesantes sobre los cuales pueden trazarse rutas de investigación de gran riqueza y fertilidad teórica. Boltvinik juzga que es en el trabajo y los elementos asociados a él donde se encuentra la ruptura con las formas previas a la aparición del hombre. Sin embargo, cualquiera que sea nuestra postura en el hipotético debate ruptura-continuidad, en el cual yo me sitúo como continuista, no disminuye en absoluto la aportación de Boltvinik en cuanto a volver a llamar nuestra atención sobre la importancia crucial del trabajo en la aparición de nuestra especie y sobre la relación de retroalimentación que se estableció en el ser humano entre sus capacidades y N”. Seguiré comentando escritos de APL. Su legado es amplio.