Ciudad de México
domingo 4 de septiembre de 2022
15°C - nubes
Ciudad de México, CDMX
15°C - nubes
Anuncio
Anuncio

Cultura

2022-09-02 06:00

Penultimátum

Periódico La Jornada
viernes 02 de septiembre de 2022 , p. 6a

Justo en un mes habrá elecciones presidenciales en Brasil, el país más poblado de América Latina (213 millones de habitantes) y la mayor potencia de la región. Por el voto de 156 millones de electores se enfrentan dos posiciones antagónicas, que se culpan mutuamente de los problemas que ahora aquejan a la gente.

Por un lado, el ex sindicalista Luiz Inacio Lula da Silva, de 77 años, quien gobernó entre 2003 y 2010 y logró notables avances en la economía y mejorar la calidad de vida de la mayoría de la población. Además, aprobó medidas para conservar la Amazonia, pulmón verde del planeta, y proteger a sus pueblos originarios. Preso 19 meses, acusado de corrupción, finalmente las causas en su contra fueron desechadas. En realidad se trató de una maquinación política, mediática y judicial para eliminarlo de la escena electoral.

El otro candidato es Jair Bolsonaro (67 años), actual mandatario y líder de la derecha. Aunque todas las encuestas lo colocan en segundo lugar, espera retener el poder gracias al apoyo del numeroso e influyente mundo evangélico, los intereses vinculados con el clan militar y un grupo de medios de información utilizados para culpar a Lula de todos los males que sufre Brasil. Mas ocultan la corrupción que salpica a Bolsonaro, a sus hijos y a sus amigos cercanos.

Bolsonaro y el fantasma del comunismo

La campaña electoral del actual mandatario se resume en el lema: “Dios, patria, familia y libertad”, que conlleva defender los principios religiosos de los poderosos grupos evangélicos y espantar a los votantes con el fantasma del comunismo. Michelle, esposa de Bolsonaro, asegura que es un “elegido de Dios”, para liberar a su país de las asechanzas del mal y regresarlo a las buenas costumbres. Esto incluye imponer los valores de la familia tradicional y luchar contra el matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto legal, por ejemplo.

Varios investigadores brasileños, como Victor Araújo, destacan el ultraconservadurismo de las iglesias evangélicas de Brasil y sus 52 millones de fieles. Ellas abominan a los líderes progresistas como Lula o la ex presidenta Dilma Rousseff, y aseguran que los mayores problemas del país no son la elevada inflación, la desigualdad y la pobreza extrema, sino la desaparición de los principios cristianos.

En su quehacer diario, Jair Bolsonaro se comporta como pastor evangélico. Olvida así que es presidente de un país laico.

Anuncio
Anuncio
Anuncio
Anuncio
Anuncio
Anuncio
La Jornada
La Jornada
domingo 4 de septiembre de 2022
Ciudad de México
domingo 4 de septiembre de 2022
15°C - nubes
Ciudad de México, CDMX
15°C - nubes
Anuncio
Anuncio