Nejapa. Como si fueran piedras incandescentes que salen disparadas de un volcán, los habitantes de Nejapa, pueblo de San Salvador, se reúnen cada año para lanzarse bolas de fuego, en un centenario ritual que desafía al peligro.
Con guantes especiales, capuchas y máscaras para cubrir el rostro, la batalla enfrentó a dos bandos que se lanzaron casi 3 mil bolas de tela amarradas con alambre que permanecieron sumergidas dos meses en barriles con combustible.
“Vivimos un juego lleno de adrenalina en el cuerpo, lo más importante es que mantenemos la tradición del pueblo”, declaró Alejandra Díaz, joven que, acompañada por su madre, participó en la batalla que luego dio paso a los festejos en honor a san Jerónimo Doctor, santo patrono, como cada 31 de agosto.
Tras dos años suspendido por pandemia, este último miércoles celebró su batalla número 100.
El combate se inició tras la quema de fuegos artificiales que iluminaron el cielo sobre el municipio.
A la batalla de las bolas de fuego se le conoce como La Recuerda porque, según la leyenda, rememora a las piedras en llamas que emergían de una violenta erupción del volcán de San Salvador en 1658, cuando destruyeron el antiguo asentamiento de Nixapa.
Patrimonio inmaterial
El suceso, dice el historiador Joel Quiroz, hizo huir a sus pobladores llevando sólo una imagen de madera de san Jerónimo Doctor, a la que agradecen que detuvo la erupción.
“Lo que antes fue un éxodo lleno de angustia, aflicción, pérdida de vidas y desesperación ahora es una conmemoración alegre que forma parte de nuestra historia”, declara Andrés Zaldaña, de 25 años, quien cuenta parte de la historia en la Casa de la Cultura, que recrea con imágenes el volcán en erupción.
Antes de la batalla, los participantes se vistieron en la Casa de la Juventud; se colocaron máscaras o pasamontañas y humedecieron sus ropas como medida de protección, en caso de que fueran alcanzados por el fuego. Antes de entrar a la contienda, la policía realizó pruebas a los participantes para garantizar que nadie estuviera alcoholizado.
“Es un orgullo alcanzar 100 años de una tradición que nos presenta como un pueblo que vive el jolgorio declarado patrimonio inmaterial, que nos identifica ante el mundo”, dijo el alcalde de Nejapa, Jorge Escamilla.