Washington. Las autoridades de Misisipi declararon ayer una emergencia sanitaria después de que inundaciones sin precedente dañaron los sistemas de tratamiento y dejaron a 180 mil personas sin agua potable en Jackson, la capital del estado. El gobernador Tate Reeves advirtió a los residentes sobre la crisis y desplegó a la Guardia Nacional para ayudar en la distribución de agua en toda la ciudad.
El Departamento de Salud del estado dijo que las plantas de tratamiento fallaron y había niveles bajos de agua en los tanques de almacenamiento que abastecían a Jackson. De muchos grifos de la ciudad no salía agua; estaba contaminada o sin tratar, alertaron las autoridades. “No tenemos suficiente agua corriente confiable”, dijo Reeves en una conferencia de prensa la noche del lunes.
“La ciudad no puede producir suficiente líquido para combatir incendios, descargar inodoros y satisfacer otras necesidades vitales.” Agregó que los servicios de emergencia distribuirían el recurso a los residentes mediante una “tarea logística por demás complicada”.
Con una infraestructura obsoleta, Jackson ha estado bajo una orden de hervir el agua para consumo desde finales de julio.
Las recientes lluvias torrenciales intensificaron la crisis al desbordar el río de la ciudad, el Pearl, y generar unas anegaciones sin precedente que comenzaron a ceder el lunes, dijo el ayuntamiento de Jackson en un comunicado.
Plantas de tratamiento no funcionan
Según el Departamento de Salud, las plantas de tratamiento de agua en Jackson no cuentan con suficiente personal de mantenimiento ni operadores certificados para hacer funcionar el sistema de manera segura, lo que genera el riesgo de una contaminación por bacterias peligrosas como el E. coli o parásitos como giardia.
Reeves instó a los residentes a no utilizar el agua que sale de sus grifos. “En demasiados casos, no es tratada del embalse que fluye a través de las tuberías. Sea inteligente, protéjase, proteja a su familia, cuide cuide a su prójimo.”
Sin agua, las escuelas públicas de Jackson funcionaban de manera virtual ayer y aún no habían programado la vuelta presencial a las aulas.
La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo que el presidente Joe Biden fue informado sobre la situación.
“Bajo su dirección, hemos estado en contacto regular con funcionarios estatales y locales, incluido el alcalde Lumumba, y dejamos en claro que el gobierno federal está listo para ofrecer asistencia”, tuiteó.
El sistema de agua de Jackson ha sufrido “deficiencias significativas” desde 2016, según un informe de Departamento de Salud, con parte de su red de distribución con tuberías que tienen más de un siglo y están contaminadas con plomo.
Charles Williams, ex director de obras públicas de la ciudad cuya población es en su mayoría negra, dijo a Afp en abril que las obras de rempla-zo de infraestructura podrían costar hasta 5 mil millones de dólares.
En Asia, casi medio millón de personas acabaron hacinadas en campamentos tras perder sus hogares por inundaciones generalizadas en Pakistán.
La ministra de Medio Ambiente advirtió que el país está en la “primera fila” de la crisis climática mundial tras las lluvias monzónicas sin precedente que asolaron el país desde mediados de junio y causaron la muerte de más de mil personas.
Por lo pronto, el ministro de Planificación, Ahsan Iqbal, dijo que se requieren más de 10 mil millones de dólares para reparar y reconstruir la infraestructura dañada.
Desde 1959, Pakistán es responsable de apenas 0.4 por ciento de las emisiones históricas de CO2 del mundo. Estados Unidos es responsable de 21.5 por ciento, China de 16.5 por ciento y la Unión Europea de 15 por ciento.
En tanto, Democracy Now tuiteó: “Apartheid climático”: Pakistán aporta menos de uno por ciento a las emisiones mundiales, pero se ve devastado por las inundaciones”, al pubicar una amplia nota que documenta la tragedia.