Guerrero sufre grandes brechas y desafíos en materia de salud. Un diagnóstico realizado por el gobierno federal mostró que 82 por ciento de la población de esa entidad no tiene acceso a la seguridad social; además hay un déficit de mil 771 médicos generales, 698 especialistas, 3 mil 744 enfermeras y 717 paramédicos.
Para subsanar estas carencias de personal, mejorar la infraestructura y adquirir 31 mil 430 equipos para los hospitales del estado –uno de los que presentan mayores índices de pobreza en el país– se necesita una inversión de 3 mil 851 millones de pesos, planteó el director general del Instituto Mexicano del seguro Social (IMSS), Zoé Robledo.
Como cada martes, el funcionario acudió a la mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional para mostrar los avances del plan IMSS-Bienestar, que pretende federalizar el sector y que hasta ahora se aplica en Nayarit, Colima y Tlaxcala.
También anunció que este proyecto pasará a tener rango de órgano público descentralizado, mediante un decreto que se publicará este miércoles en el Diario Oficial de la Federación.
El Presidente destacó que en Guerrero la gente se encuentra en “estado de indefensión” y el plan de salud pretende garantizar este derecho en todo el país de manera universal, con calidad y en forma gratuita. “Es un reto, un desafío que tenemos, el que logremos levantar el sistema de salud pública y lo dejemos como uno de los mejores del mundo”.
Sobre la situación del sector salud en Guerrero, Robledo detalló que del 25 de junio al 12 de agosto se hizo un diagnóstico de campo con el que se identificaron brechas y desafíos en la materia.
En el estado hay mil 24 unidades de primer nivel –de las cuales 950 son móviles–, 42 hospitales de segundo y un hospital de tercer nivel. Se trata, resaltó el funcionario, de una infraestructura muy grande, “pero con enormes carencias”.
En los 42 hospitales de segundo nivel hay problemas que dificultan la atención; por ejemplo, no están operando 18 aparatos de rayos X, 22 de ultrasonido, cuatro mastógrafos y 52 unidades de anestesia; en tanto, en el de tercer nivel no funcionan los equipos de radiografías, tampoco los portátiles ni el tomógrafo, y sólo uno de los dos mastógrafos está en operación, a lo que se suma la necesidad de equipos básicos en las sedes del primer nivel, como fonodetectores, estuches diagnósticos y refrigeradores para vacunas.
En lo referente a infraestructura, se necesita construir cuatro salas de expulsión; de los 66 quirófanos, 18 no están en funcionamiento y hay centros como el hospital básico comunitario de Coahuayutla donde no hay quirófano y la gente debe trasladarse a otros lugares para recibir atención.
Además, en los hospitales básicos comunitarios de Tlacotepec, Coahuayutla, Alcozauca, Tlacoapa y Malinaltepec no hay especialistas. “Hoy cualquier persona que acuda a alguno de estos recibirá atención de un médico general, pero requerimos que ahí haya especialistas de todas las categorías de las especialidades básicas y en todos los turnos”.
En lo referente a la transformación de programa IMSS-Bienestar a órgano descentralizado, Robledo resaltó que se tratará de “una institución pública, no sectorizada, con patrimonio propio, autonomía técnica y, lo más importante, con infraestructura, equipamiento y profesionales técnicos y auxiliares de salud del más alto nivel para garantizar lo que estamos buscando, que la extensión en todo el país sea cualitativa y cuantitativa”.
Para alcanzar esta meta, dijo, trabajaron de manera conjunta durante varios meses las secretarías de Hacienda, del Trabajo, de Gobernación, de Salud y la Consejería Jurídica del Ejecutivo federal.
Explicó que se busca que IMSS-Bienestar tenga los mismos niveles de atención en términos de calidad, gratuidad y oportunidad para brindar atención médica a la población sin seguridad social y en lugares remotos.