Bruselas. El índice de inflación en la zona euro volvió a batir un récord en agosto, de 9.1 por ciento, en un contexto de disparada de los precios de energía y de los alimentos por la guerra en Ucrania, que ya ejerce una fuerte presión sobre el Banco Central Europeo (BCE).
La inflación ya había pulverizado récords en julio al alcanzar 8.9 por ciento. En agosto mantuvo la tendencia y alcanzó 9.1 por ciento entre los países que utilizan la moneda común.
De acuerdo con la oficina europea de estadísticas Eurostat, se trata del nivel más elevado registrado desde el inicio de la serie histórica, en enero de 1997.
La tendencia al alza en la inflación comenzó a manifestarse claramente en noviembre pasado, y desde entonces no ha cesado de crecer.
De los componentes de la inflación, la energía experimentó en agosto un aumento de 38.3 por ciento. Aunque constituyó el principal factor, representa un leve retroceso con relación al mes de julio, cuando exhibió 39.5 por ciento.
En tanto, el sector de alimentos (que se mide en conjunto con el tabaco y el alcohol) experimentó en agosto un aumento de 10.6 por ciento, sobre 9.8 por ciento en el mes anterior.
En algunos países la inflación es de más de 20%
De las principales economías de las eurozona, Francia experimentó la menor inflación anual, con 6.5 por ciento, seguida por Alemania (8.85) e Italia (9.0 por ciento).
En tanto, España registró una inflación de 10.3 por ciento y Bélgica 10.5 por ciento.
A su vez, Estonia, con un nivel inflacionario de 25.2 por ciento, Lituania de 21.1 y Letonia con 20.8 por ciento exhibieron los peores indicadores.
Crisis del sector energético por el explosivo aumento del precio de la electricidad
Toda la Unión Europea (UE) atraviesa una grave crisis del sector energético por el explosivo aumento del precio de la electricidad al consumidor.
Este escenario se explica por la drástica reducción de las entregas de gas de Rusia a países europeos, en respuesta a las sanciones adoptadas por la UE a raíz de las operaciones militares rusas en Ucrania.
Ese conflicto también tiene consecuencias en materia de seguridad alimentaria, ya que a raíz de la guerra se limitó en forma dramática la capacidad ucraniana de exportar sus granos y cereales.
Este escenario coloca las miradas sobre el BCE, que tendrá una reunión el 8 de septiembre en la que se espera un anuncio de aumento de la tasa básica de interés. El BCE ha tenido siempre como meta para la eurozona una inflación “próxima pero inferior a 2 por ciento”.
En julio, el BCE dio un tímido paso al elevar la tasa básica de interés de 0.0 por ciento a 0.5 por ciento, pero ahora la presión es mayor para una intervención más enérgica.
Pisar el freno
En un mensaje a la prensa, el presidente del Bundesbank (el Banco Central alemán), Joachim Nagel, expresó la urgencia de que el BCE “actúe decisivamente”, y agregó que de lo contrario las expectativas de inflación podrían “afianzarse permanentemente por encima de nuestra meta de 2 por ciento”.
“Necesitamos una fuerte subida de tipos de interés en septiembre. Y se esperan más pasos en las tasas de interés en los próximos meses”, agregó el funcionario.
Por su parte, el experto Jack Allen-Reynolds, economista de la consultora Capital Economics, indicó que la inflación anual de agosto “y la probabilidad de que siga aumentando añaden presión sobre el BCE para acelerar el ritmo” de endurecimiento monetario.
En su opinión, el balance de probabilidades se inclina hacia un aumento de tres cuartos de punto porcentual en la próxima semana en la tasa de interés de referencia.
Allen-Reynolds advirtió que la tendencia sugiere que la inflación de la eurozona alcanzará diez por ciento “antes de fin de año”.
En tanto, Bert Colijn, economista del banco ING, se cuestionó “cuánto necesita el BCE para pisar el freno”, aunque también se preguntó “cómo responderá después de esto, si de hecho los signos de dificultades económicas se vuelven más evidentes”.
La economía de la eurozona se está “desacelerando rápidamente” y añadió que “en este punto quizá ya esté en una contracción”.