Ciudad de México. En reconocimiento a productores de Xochimilco que conservan prácticas agroecológicas tradicionales y el uso de biofiltros para limpiar el agua de la zona lacustre que utilizan para riego y reproduce el ecosistema natural del ajolote, la Universidad Nacional Autónoma de México a través de la Facultad de Ciencias y los Institutos de Biología y Ecología, junto con la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación del gobierno de la Ciudad de México (Sectei) y la Universidad del Claustro de Sor Juana entregaron fichas y certificaciones de etiqueta chinampera a 16 productores de esa región.
Dicha certificación les permitirá acceder como proveedores de sus hortalizas a empresas del sector restaurantero y de alimentos condimentados como el restaurante-escuela Zéfiro del Claustro de Sor Juana, operado por estudiantes del último año de la Licenciatura en Gastronomía de ese centro de estudios.
Luis Zambrano González, investigador del Instituto de Biología, coordinador del proyecto: Modelo chinampa-refugio, explicó que dentro de las problemáticas que enfrenta la zona chinampera está el de la comercialización de los productos que produce la región, ante la competencia con la agricultura industrializada y subsidiada que se comercia en la Central de Abastos, por lo que consideró que hace falta establecer un mayor vínculo con el consumidor y en particular con la industria restaurantera.
Sostuvo que mejorar esa interacción dará mayor viabilidad al rescate de la zona chinampera de Xochimilco.
“Todos sabemos que Xochimilco es una pieza fundamental en la historia y la cultura mexicana y es pieza fundamental en la sostenibilidad de esta ciudad y ya estamos viendo que nos está alcanzando el destino, por ejemplo Monterrey, allá vamos y Xochimilco es uno de los ecosistemas que puede reducir esos efectos negativos”, apuntó.
Explicó que etiqueta chinampera se creó en diálogo entre chinamperos y académicos para ver cómo hacer para restaurar el hábitat del ajolote, bajo la premisa de que “el ajolote no puede vivir sin la chinampa y la chinampa no puede vivir sin un agua que pueda ser útil para la producción chinampera y que le permita vender con alta calidad su producto” y se ha venido trabajando particularmente en mejorar la calidad del agua, con un distintivo en tres etapas que incluye la introducción de la producción agrícola tradicional que genera además servicios ecosistémicos para la ciudad.