Guadalajara, Jal., Integrantes de la comunidad académica del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la Universidad de Guadalajara (UdeG) diagnosticaron con “trastorno narcisista de personalidad” al gobernador Enrique Alfaro; una evidencia de ello, dijeron, se observó el viernes pasado, cuando amenazó a dos directivos del Centro Universitario Valles (Cuvalles) en Ameca.
La valoración la hicieron ayer, al concluir la 141 Caminata por la Autonomía, la Salud y la Educación fuera de Casa Jalisco, residencia oficial del mandatario emanado del partido Movimiento Ciudadano.
Con las protestas buscan que Alfaro devuelva a la UdeG 140 millones de pesos que estaban presupuestados para concluir el Museo de Ciencias y que, según los quejosos, desvió a un hospital civil en Tonalá.
Diego Ruiz Navarro, académico del CUCS, afirmó que el mal comportamiento del gobernador jalisciense se manifiesta cada vez con mayor frecuencia no sólo contra la comunidad universitaria, sino hacia periodistas, madres de desaparecidos y en general cualquier ciudadano que lo critique.
“Somos testigos de su misoginia, su poca tolerancia ante la frustración, su poca empatía y nulo interés por ponerse en el lugar de los demás, aunado a los arranques excesivos de violencia ante estímulos sencillos.”
Señaló que “son características propias de un trastorno de la personalidad y no de un gobernador que tendría que atender las demandas de su comunidad. Si tiene problemas de salud mental, que no se desquite con la población. Nosotros podemos atenderlo”.
Vandalizan la FEU
Horas después de la caminata, la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) de la UdeG denunció que sus instalaciones fueron vandalizadas por cinco personas encapuchadas y culpó a Enrique Alfaro de fomentar la agresión tras lo sucedido en Cuvalles.
“No tengo duda de que fue una reacción a lo del viernes”, aseguró Javier Armenta, presidente de la FEU, tras del escándalo suscitado por la difusión de un video en el cual Alfaro advirtió a la rectora de Cuvalles, María Luisa García, y al secretario administrativo, Luis León, que “midieran sus palabras”.