Una de cada cuatro personas vive actualmente en zonas donde no hay suficiente agua, pero el apremio es que “esta crisis se está acelerando” y socava la capacidad de producir alimentos, proteger los medios de subsistencia y crear economías sólidas, advirtió Saroj Kumar Jha, director de Práctica Global de Agua del Banco Mundial.
Se prevé que la demanda de agua superará al suministro en 40 por ciento para 2030, lo que agravará el que a la fecha 2 mil personas carecen de ella de manera potable y 3 mil 600 millones carecen de servicios de saneamiento seguros.
“La seguridad hídrica está lejos de ser una realidad en muchos países, y se estima que cada año se necesitan 150 mil millones de dólares para suministrar agua potable y saneamiento en todo el mundo”, refirió Kumar Jha, al tiempo de reconocer que el financiamiento del Banco Mundial en la materia es de 30 mil millones.
Parte de los efectos de la crisis hídrica como las sequías, las inundaciones y otros peligros relacionados son cada vez más intensos, agregó. “Las aguas subterráneas están sobrexplotadas y contaminadas, y las ciudades y las explotaciones agrícolas se enfrentan a una grave escasez”.
El problema se vuelve mayor dependiendo de los ingresos de las personas, “los grupos pobres y vulnerables se verán afectados de manera desproporcionada, lo que redundará en una mayor desigualdad”, comentó el director de Práctica Global de Agua del Banco Mundial.
Consideró que, como bien público, el agua se subestima, se le asigna un precio insuficiente y, a menudo, se gestiona mal. Mientras la presión alrededor del agua “no hará más que aumentar a medida que los efectos del cambio climático incrementen la presión sobre los recursos”.
El funcionario consideró que la buena gestión del agua no sólo “es fundamental” para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible relativos a ésta y el saneamiento, sino para reducir la pobreza e incrementar la seguridad alimentaria.